martes, 29 de marzo de 2011

!!!!! APARIENCIAS !!!!!


Algunas veces en la vida siempre habrá personas que no nos agradan sin conocerlas, por las apariencias.

A veces nos molesta la personalidad de alguien sin conocerla, y la criticamos y juzgamos sin saber como es por dentro, pero uno no puede ser así.

Uno no puede juzgar y dejar de conocer una persona porque sea una persona roquera que se vea así como loca, porque no nos guste su vestimenta o cosas así, porque no sabemos como son por dentro, que es lo verdaderamente importante.

Lo importante de las personas no son sus apariencias.

Lo importante de una persona son sus sentimientos.

Lo que lleva por dentro, que puede ser que de esa persona a la cual criticamos tanto por su forma de vestirse u otros factores, sea de la que más aprendamos.

A veces la personas que mas criticamos y juzgamos son las que mas nos enseñan las cosas de la vida.

Por eso, antes de juzgar a las personas y criticarlas, debemos conocer sus sentimientos.

Porque debemos aprender a aceptar a las personas como son, ya que todos somos diferentes, pero lo único que deberíamos tener igual todos los seres humanos, es dejar de criticar y juzgar tanto, y permitirnos conocer nuevas personas con diferentes costumbres y diferentes estilos de vida.

Así que:

NO JUZGUES NI CRITIQUES A ALGUIEN ANTES DE CONOCERLA

martes, 22 de marzo de 2011

ESPERANDO EL VERDADERO AMOR

Cuando sientas que tu mundo está rodeado de soledad y tristeza detente un momento y piensa que en algún lugar, no sabemos donde, hay una persona afín a ti, alguien que al igual que tú sueña con encontrar a la persona correcta para pasar sus días, a quien darle amor, amistad y lealtad.

Por muy mal que lo pasemos y mucho daño que nos hayan hecho, no debemos decaer y darnos por vencidas pensando que siempre será así.

Pese a todo esto lo que nos puede suceder, siempre debe haber esperanza, la vida nos enseña que muchas veces el destino simplemente está distraído con nosotras, pero que en un instante todo puede darse la vuelta.

Muchas veces el destino lo forjamos nosotras mismas, no demos nada por sentado en esta vida, siempre hay que luchar por encontrar la escurridiza felicidad. Piensa que si has sufrido y tu corazón está aprisionado, lo mejor es dejarlo libre para encontrar su lugar, con la esperanza de que en una de esas oportunidades te encontrarás con esa persona que busca lo mismo que tú y vivirán felices por siempre.

Pero si esa oportunidad pasa y no es aprovechada, los dos quedarán eternamente atrapados entre la duda de si pudo haber sido, dejándote a ti con la eterna pregunta e inquietud de si te estás perdiendo lo que el amor y el destino te tenía preparado.

Muchas veces dejamos pasar las pequeñas oportunidades que nos da la vida de ser felices, esto puede ser ya por el miedo al fracaso o simplemente por pereza de volver a comenzar una nueva vida.

Cada historia de nuestras vidas, cada palabra, cada lágrima, cada logro, fracaso, alegría, tristeza y hasta el último de los pensamientos, siempre ha sido inspirado por una persona que hizo historia en nuestras vidas.

Tendemos a confundir el amor con las ganas de tener a alguien en nuestras vida, pero sólo son instantes de amor y de felicidad, pues cuando llegue el amor verdadero, aquel que se quedará a nuestro lado, todo lo demás quedará como algo anecdótico y sin importancia, pues habrás encontrado con quien compartir no sólo un instante sino la eternidad.

Nunca esperes que las cosas lleguen a ti por arte de magia, debes luchar por tus sueños e ideales, esforzarte en lograr dar con la persona justa con quien estar. No te quites las alas, vuela tan alto como puedas, que a lo lejos o a lo cerca hay alguien como tú, también está esperando y con los mismos sueños que tú.

No dejes pasar las oportunidades, dale un vuelco al destino y sal en busca del amor sin miedo, sin ataduras, libre para que lo puedas vivir en plenitud.

lunes, 14 de marzo de 2011

SEPARARSE UNA DECISION DIFICIL

Muchas veces la convivencia en pareja lleva a una situación donde el amor del comienzo ya no existe. Ni siquiera la comunicación es buena. Sin embargo tomar la decisión de separarse es lo más difícil para la mayoría de las personas. Muchos sienten temor a la soledad, a tener que seguir su vida sin pareja, a quedarse solo de por vida; y prefieren continuar viviendo las angustias cotidianas.

Muchas pueden ser las causas, pero la consecuencia es una sola: la soledad. El temor a estar solo es el principal factor que incide directamente en el momento de separarse o no. Todo lo que viene después del divorcio es nuevo para esa persona, sobre todo si ocurre luego de un matrimonio de muchos años. Es el miedo a lo desconocido.

Son pocos los momentos de la vida de un individuo que requiera de tantos cambios como el pasaje de un estado donde uno vive en pareja a otro donde vive solo. Se trata de pasar del estado de seguridad que brinda el vínculo a la incertidumbre que trae la separación. La separación implica entrar en un espacio nuevo del que todavía no conocemos las reglas.

Los miedos

Este lugar nuevo está habitada por miedos y peligros. Las amenazas -reales o imaginarias- que acechan luego de la separación no siempre están relacionados con problemas existenciales. A veces los miedos vienen de cosas concretas, cotidianas, que pueden sentirse más que el miedo al sufrimiento, a la soledad. Algunos miedos pueden pasar por los objetos materiales: los libros, los muebles, la casa, etc.
¿Qué va a pasar con todo eso luego de la separación?
¿Quién va a realizar las tareas del hogar ahora que ella o él se fue?

Como en todos los casos de la vida humana los miedos también hacen distinción de sexos. Frente a la posibilidad de una separación, ellos les temen más a las tareas domésticas, y ellas a cuestiones que tengan que ver más que nada con los estereotipos de las funciones masculinas, como el manejo del dinero.

El problema de los hombres – según los psicólogos – es que no están preparados para vivir solos. Siempre necesitan de la parte femenina para llevar adelante un hogar, así como también la mujer necesita de un marido que aporte contención y sensación de seguridad.

Lo peor lo sufren aquellas mujeres que estaban acostumbradas a que el marido mantuviera la casa, mientras que ellas sólo se dedicaban a limpiar la casa, cuidar de los hijos, hacer las compras, etc. Una vez separadas el cambio es aún más brusco, por lo que el temor a arreglárselas por su cuenta es mayor.

El miedo económico es una de las mayores causas de repensar una separación. Estar acostumbrado a una vida donde los gastos son compartidos o aportados por el hombre, por otra donde todo lo tiene que pagar la mujer es muy complicado y pesa mucho a la hora de tomar la decisión de separarse.

Luego de la separación existen aspectos de la vida cotidiana que van a cambiar indefectiblemente, tanto para el hombre como para la mujer. En ambos casos se tienen que hacer cargo de cosas que antes eran exclusividad del otro.

Otro temor muy grande es volver a amar. Muchas veces este temor también se transforma en vergüenza. Y aumenta con la edad. Estar acostumbrado a un cuerpo o a que una sola persona lo vea a uno desnudo, lleva a tener vergüenza de conocer a otra persona y empezar todo de nuevo.

La reanudación de la experiencia sexual después de haber estado casado o en pareja durante mucho tiempo es difícil porque al estar con una persona nueva hay que habituarse a otros tiempos y costumbres, a otros hábitos. Tanto los hombres como las mujeres tienen estos miedos. Y el tema del físico afecta más a medida que se va envejeciendo, sobre todo en las mujeres que saben que cuando se separan las cosas no son iguales que a los 20 años. No son iguales ni física, ni espiritual, ni psicológicamente.

Siempre se puede volver a empezar


El miedo puede paralizar. Incluso en situaciones de infidelidad, el miedo puede ganar la pulseada a la hora de tomar una decisión. Muchas personas viven con esa culpa en su cabeza pero a su vez no quieren dejar a sus parejas sólo por temor a la soledad.

Así como la vida de todo ser humano se da por etapas, los divorcios también. Este proceso traerá sentimientos de dolor, culpa, tristeza, enojo, bronca y sobre todo una vivencia de desamparo. Por eso no hay que quemar etapas y aprender a convivir con todo eso.

Las crisis de pareja son momentos en los cuales quedan en suspenso todos los proyectos planeados y no existen nuevos tampoco. Es un tiempo donde las personas entran en shock, extrañamiento, expectación, sorpresa, etc. La palabra crisis en chino significa dos cosas: amenaza y oportunidad. De eso se trata toda crisis. Es una amenaza para la pareja en la cual se depositaron tantas expectativas, pero también es una oportunidad de cambio.

Por eso lo que se debe tratar es transformar esa amenaza en oportunidad. Una oportunidad de comenzar algo nuevo, más saludable, que le dé esa felicidad que la persona había perdido con su antigua pareja.

Obviamente que los miedos no se terminan de un día para el otro. Primero se debe atravesar un camino doloroso, lleno de piedras, soportar los cambios, luchar contra la fuerza de la costumbre. Cuando se está acostumbrado a un ritmo de vida es muy difícil cambiar. Supuestamente, uno se separa para estar mejor, pero cuando llega el momento todo se viene abajo. Hay cosas que se vuelven notorias, como no tener nadie al lado a la hora de ciertas situaciones, no sentir la piel del otro en la cama, su respiración, etc. Solo es cuestión de tiempo, de acostumbramiento, pero si separarse sirve para cortar con algo sin retorno, estos síntomas se tienen que sentir.

Otro de los miedos muy comunes, sobre todo en los hombres, es el perder contacto diario con los hijos. La gran mayoría de los chicos se quedan viviendo con sus madres, y el perder la cotidaneidad, sobre todo sin son chiquitos, es muy doloroso para los padres separados. También si la mujer o el hombre consiguen una pareja nueva y ésta entra en contacto con los niños, se produce el temor a perderlos y que se encariñen con esa nueva persona.

Separarse es algo complejo, pero si la situación no daba para más, es la mejor manera de terminar con una vida de martirio, para tratar de empezar una nueva de felicidad.

lunes, 7 de marzo de 2011

LO ESENCIAL DE UNA RELACION MALTRATANTE




La raíz de la violencia puede estar en una persona que no se ha perdonado a sí misma, o que no se acepta, suele mantener la atención centrada en aquello que no tiene y se olvida de aquello que tiene, vive un estado de insatisfacción constante añorando lo que ha perdido o lo que hasta ahora no ha conseguido. Experimenta con frecuencia sentimientos de envidia, rencor, odio, miedo, culpa, en general, un gran malestar que se manifiesta en crisis de ansiedad o estrés, reflejado en comportamientos inseguros o en extremo agresivos, hacia si mismos/as o dirigido a terceros.

Su autoestima se encuentra lesionada ya que muy dentro de sí piensa "con lo que tengo y con lo que soy, no merezco reconocimiento, respeto ., no valgo". Ante ello puede optar, ya sea por la sumisión, cediendo de manera persistente a lo que se le pide o exige que haga, evitando pedir o exigir lo que necesita por temor a no conseguirlo o simplemente por que no considera que lo merezca, puede pensar "no soy importante" esto le hace conservar una carga bastante pesada de rencor hacia si y hacia las personas que no le otorgan lo que quisiera obtener y que frecuentemente no solicita, culpa a sí mismo/a y a los demás de sus "desgracias". Todo esto implica una carga agresiva sobre la propia persona.

La otra opción que evidencia una baja autoestima en las personas que no se aceptan a sí mismas es decir que no se han perdonado, es exigir, criticar, juzgar, perseguir y maltratar a los demás bajo la creencia de ". no merezco reconocimiento ni respeto, no valgo"; para conseguirlo necesita inspirar respeto, sensación de fortaleza, control sobre el mayor número de situaciones posible, ya que de esta manera consideran que son tenidos/as en cuenta. En muchas ocasiones suelen practicar la agresión física y/o verbal como "la forma más efectiva" de mantener dicho control y evitar que se evidencie su latente debilidad, miedo y/o inseguridad. Un ejemplo de este tipo de conducta se puede inferir en un matrimonio que mantiene el maltrato en su relación habitual, el hombre maltrata a su esposa físicamente, de manera sistemática, propinando golpes que generan evidentes marcas en su piel o incluso en su motricidad u otro tipo de discapacidad, adicionalmente, envía mensajes verbales de sub - valoración lo que implica una agresión psicológica importante que lesiona notablemente la autoestima de la mujer. Ella a su vez mantiene la conducta maltratante de su cónyuge reforzándola a través de su actitud sumisa.


En síntesis, quien no se ha perdonado o aceptado a sí mismo/a difícilmente es capaz de perdonar o aceptar a los demás. Con esto resulta evidente la importancia en el orden de los factores, es de suma importancia comenzar por nosotros mismos indagando acerca de nuestras propias inconformidades, preguntándonos que nos falta, perdonándonos por no haber trabajado en conseguir lo que hemos dejado atrás, aceptando que existen cosas que no podemos cambiar, comenzando a elaborar un plan de acción para lograr esas cosas que queremos o que necesitamos, colocándonos en ruta de acción para conseguirlas, es decir centrando la atención en lo que podemos conseguir para nosotros, haciendo uso de nuestros propios recursos. De esta manera no tenemos que entrar a responsabilizar a otros de nuestros éxitos o fracasos.


Con respecto a los demás. Comencemos por identificar el daño que hemos podido causar con nuestras actitudes codependientes; ya sea por exceso de consideración o exceso de exigencia y control, dado que de las dos formas hemos despreciado a quienes amamos enviándoles mensajes agresivos, sutiles pero contundentes de "tu no vales tal como eres, eres débil, no podrás conseguir nada sin mi ayuda, no crezcas, no desarrolles tus capacidades, se dependiente, eres un asco, me decepcionas pero te necesito para afirmar mi fortaleza, ." La persona que recibe estos mensajes, generalmente es quien tiene comportamientos dependientes fácilmente observables, al alcohol u otras drogas, al trabajo, al juego, al sexo, al Internet, al teléfono, a otras personas, al sufrimiento, etc.


La relación dependiente Vs codependiente con frecuencia y facilidad cambia sus roles, es decir, algunas veces asumimos el papel de codependientes y en otras ocasiones el de dependientes. Por ello se hace necesaria la reflexión del daño que hemos hecho o que hemos permitido que se nos haga, en consecuencia son dos las actitudes que es preciso tomar frente al perdón, la de ser perdonados, o la de perdonar, en el primer caso se hace necesario solicitarlo y en el segundo concederlo. En ambos casos liberador, por que es
una opción que podemos tomar cuando lo elijamos y está a nuestra disposición. Es posible que alguien no este dispuesto/a a concedérnoslo en algún momento o en alguna circunstancia, pero la acción de pedirlo o concederlo depende de nosotros y será más efectivo si buscamos el momento, el lugar, las palabras más adecuadas.


Estas consideraciones dan luces a los expertos en salud mental para que realicen intervenciones psicojurídicas, que nos orienten la decisión y la acción.


Para terminar vale la pena tener en cuenta la recomendación que hace Henri Lacordaire, "Quieres ser feliz un instante, véngate; quieres ser feliz para siempre, perdona".