miércoles, 16 de mayo de 2012

RECOGIENDO LOS PEDACITOS DE NUESTRA ALMA




El corazón se rompe, a veces por amor, otras veces por sueños no cumplidos o muchos más motivos…
Los pedazos de nuestro corazón quedan esparcidos por el suelo, roto, destruido y hecho añicos…
Duele, pero podemos agacharnos y recoger los pedazos de nuestro corazón… pegarlos de nuevo, recomenzar y luchar por un mañana mejor, un futuro en el que nuestro corazón encuentre la paz y la felicidad.
Es cierto que las penas de amor de pareja ocupan un lugar muy importante en los índices de corazoncitos rotos en estos tiempos.
Pero no sólo el amor romántico nos hace llorar, también hay otra serie de circunstancias que nos doblegan de dolor y nos convierten en fantasmas que vagan por la vida sin rumbo alguno.
En nuestra alma no sólo hay amores frustrados, también hay sueños no cumplidos, miedos instalados, sentimientos sin palabras, recuerdos que lastiman, relaciones dolorosas, omisiones que sancionan, mil y un cargas que nos llenan de melancolía…
Hay tantas cosas, tantas, que se haría imposible hablar de dificultades externas cuando nuestros problemas no están fuera, sino que se encuentran dentro de nuestro ser, respirando, durmiendo, comiendo  y caminando a cada instante con nosotras.
El alma se puede romper con un solo rasguño de odio que llegue a su camino, y lamentablemente no sólo nos han rasguñado, sino que nos han golpeado sin piedad hasta dejarnos agonizando en un rincón de la fría calle de la decepción: ¿Para qué enfrentar lo que viene? ¿Acaso tiene sentido? Si todo hubiera sido diferente, si hubiese tenido otro final…
No se trata de finales, se trata de inicios. Podemos buscarle otra forma a la mesa pero su finalidad seguirá siendo la misma ya que hay circunstancias en la vida que no elegimos, sino que nos eligen.
El alma es puro sentimiento, puro amor, alegría que no conoce de oscuridad. Por ello es que siempre encuentra luz en medio de la neblina, por ello es que es capaz de levantarse incontables veces de la mismísima muerte. Así que aunque tengamos el corazón triste, siempre podremos encontrar la luminosidad de un nuevo día, porque no podemos sembrar en la oscuridad de la noche sino con los primeros rayos de sol de una nueva mañana.
Tenemos derecho a vivir bien, a ser felices. Debemos sacarnos de la cabeza la ideade que algunas vienen a este mundo para ser mártires y otras para ser “reinas”. Cada vez que se nos antoje pensar que la basura de este mundo es para nosotras es cuando debemos sacar a relucir nuestra espada de amor para combatir a los demonios que desean apoderarse de nuestra esperanza y nuestra fe.
En nuestra manos hay una bella canastita, una que está dispuesta a ayudarnos a recoger los pedacitos de alma que nos quedaron regados por el piso, una canastita que con dignidad nos puede ayudar a reparar los daños de la más terrible de las explosiones.
Todo es cuestión de actitud: si creemos que no podremos, pues no podremos. Pero si actuamos como si la derrota no fuese una posibilidad, como si los errores no fueran grotescos animales, podremos volver a armar nuestro rompecabezas e incluso podremos construir uno mejor que el que antes teníamos.
No nos dejemos apabullar por las pruebas del camino, por el contrario, debemos mirar al cielo y sonreír porque estamos vivas. Si tenemos el alma rota la pegaremos de nuevo con mucho a mor y paciencia, porque nuestro corazón se ha transformado, se ha llenado de valentía y ahora es capaz de brillar y aprender de las situaciones difíciles.

martes, 8 de mayo de 2012

RENUNCIO A TI POR RESPETO A MI MISMA



¿Estás dispuesta a renunciar a tu pareja por respeto a ti misma?
Si sufres de maltrato, insultos, burlas y presiones por parte de tu pareja, ¿eres capaz de decir “hasta aquí llegué, y ya no más”?
Muchas mujeres viven relaciones tormentosas sin saber imponer el respeto a si mismas. Puede que tú seas una de ellas, pero no tienes porqué serlo. Tú puedes aspirar a más, a mucho más.
¿Crees que puedes poner un alto en tu vida? ¿En tus adicciones, relaciones, conductas? ¿Has probado con organizar tu interior de manera tal que todo lo altisonante quede fuera de tu universo? Si no lo has hecho te lo propongo, porque tú tienes derecho a vivir una vida plena, satisfactoria y rodeada de amor.
Puede parecer algo utópico, pero si te atreves a mirar a tu alrededor mucho de lo que te trae triste o desganada no está relacionado con el famoso “tener o no tener” sino con tus relaciones interpersonales, y por sobre todas las cosas con el trato que los demás te brindan.
¿Cómo crees que sería tu vida si tu pareja no estuviera día y noche ofendiéndote? Incluso con el trabajo que tienes y el poco sueldo que ganas, tu vida tendría más color. Sería mejor, porque tendrías una fuente de negatividad menos que soportar.
Renuncia al maltrato.
Di “hasta aquí te lo he permitido, pero ya no más”. Y vuelve a empezar en otro sitio. No esperes que los demás cambien. Atrévete a cambiar tú. El mundo cambiará cuando tú transformes tus actitudes.
Esta semana he tenido la desgracia de escuchar relatos cercanos de “violencia verbal”  y la persona que los ha recibido, una amiga mía me los ha contado con el corazón destrozado. Su ex pareja montado en una nube de soberbia se burla constantemente de ella, de su color de piel, de la forma de cabeza, de su cuerpo, de la particular forma de pronunciar por su acento argentino. No existe nada que justifique que un individuo se burle del otro; sólo la maldad que puede vivir en el corazón de un hombre.
Y a ti, ¿cuántas veces te ha sucedido algo parecido? ¿Por qué crees que no puedes decir BASTA? ¿Por qué te condenas al maltrato?
Tú eres una mujer valiosa, e independientemente de tus creencias, lo eres.
Trabaja para que día a día tu pareja, tus hijos, tus vecinos, tus padres y todos los seres con los que te relaciones valoren el ser humano que hay en ti, y así mismo aprende a valorar a cada uno de ellos y la oportunidad que te brindan en tu vida para aprender.
Recuerda que ninguna persona tiene derechos sobre ti, que es tu vida y que te compete a ti cuidarla y respetarla.
Aunque ames mucho a alguien, en el momento en que te falten al respeto, RENUNCIA. Rechaza esa forma de tratarte, no lo aceptes en tu vida. Tú mereces el derecho de ser libre del maltrato.