viernes, 30 de noviembre de 2012

LA ABUELA .... ¿ UNA NOVIA ENAMORADA ?





¿Podemos permitirnos ser abuelas y a la vez enamorarnos como unas colegiadas?

¿Es el amor algo que debamos sacrificar a partir de cierta edad, en pos de guardar la compostura y cumplir con el rol social que la familia espera de nosotras?

¿Prejuzgamos a nuestros mayores haciéndoles sentir incómodos con la posibilidad de volver a enamorarse?


Para muchas personas, resulta impensable imaginar que su viuda abuela se enamore otra vez, y si se hace novia de otro abuelito, es algo letal o imprudente.

Pretender cumplir los roles familiares más honorables como el de ser abuela descalifica cualquier actividad amorosa de esa persona a la que se le imagina como un ser lleno de pureza, regordeta, cabello cano, y mejillas rojas.

Las familias ven como una locura que sus madres y abuelas consideren tener una relación sentimental con un hombre, especialmente si tienen 55 años o más… aunque sea de forma inconsciente, las prejuzgan como si fuesen unas “desesperadas”, cuando en  realidad sólo son mujeres que necesitan “dar y recibir amor”. ¿Por qué no? ¿Es indecente buscar ser feliz con un compañero? ¿Es justo que por la procreación de terceros estas señoras se vean condenadas a una vida de soledad?

Madres solteras, viudas, divorciadas adentradas en la adultez encuentran un sinfín de estigmas familiares y sociales que deben atravesar para llegar a conocer a un buen hombre con el que compartir el resto de sus días.

No es simple, al qué dirán se suma la propia veda interna. El volver a empezar, ponerse en estado anímico para afrontar el compromiso de un vínculo íntimo, la aceptación emocional de esa búsqueda y necesidad, la culpa, la vergüenza, la imagen corporal, entre otros.

― A tu edad, te has ganado el derecho al amor.
¿Cuántas veces has fantaseado con encontrar a esa pareja y te has detenido por miedo a tus hijos o al qué dirán? “Ellos no lo entenderán” –Piensas- ¿y a ti, ellos comprenden tu soledad?

¿Piensas que la vida está hecha de sacrificios? ¿Qué es bueno postergarnos por los otros, apagarnos, o escondernos?

El amor es una de las cosas más bellas que un ser humano tiene la oportunidad de vivir; ¿por qué perdértela? ¿No estás dispuesta a arriesgarte por amor? ¿No merecería la pena volver a sentir, dar y recibir amor de pareja?

Algunos Consejos para mujeres mayores:

Reactiva tu vida social, sal a tomar el cafecito o una copa con tus amigas…
Muévete, camina, ve al gimnasio, apúntate en alguna clase en la que puedas conocer otras mujeres con las mismas inquietudes, y así mantendrás tu salud en equilibrio…
Estimúlate haz una lista de las cosas que te gusten y semana con semana simplemente hazla…
Reinventa tu guardarropas… adiós a los colores tristes y sin sabor… busca y renueva tus prendas, agrega accesorios, maquillajes, tonos diferentes, enciéndete de primaveras…. Estás buscando el amor, ¿lo recuerdas?
Programa salidas y no las canceles por las implicancias de la vida cotidiana… descubre tu vida y hazte cargo de ella… no dejarás de ser abuela… pero tampoco mujer.
Edúcate para esta nueva etapa de la vida. Tú eres la flor más bella, no lo olvides.

jueves, 22 de noviembre de 2012

ESO TAMBIEN ES VIOLENCIA





Hay hombres que son violentos con nosotras, sólo que no físicamente. A diario nos desautorizan con sus comentarios, constantemente se dirigen a nosotras con insultos, burlándose y denigrando nuestros sentimientos…

Hay violencia que no deja huella en la piel, pero se ve en el corazón de la mujer que lo sufre a diario.

En muchas escenas de películas, telenovelas, e historias reales, aparece la sublime figura femenina pincelada de inocencia, frescura y cierto haz de debilidad, frente a lo masculino como centro de poder y fuerza.

Las risas tímidas, los gestos suaves  los movimientos sensuales y etéreos son atribuidos por naturaleza a las mujeres; mientras que los gritos, el enojo, la indiferencia a los hombres. Pero atención, me refiero a que si un hombre se enoja o grita, la sociedad sigue su curso, no se escandaliza; mas sin embargo, si lo hace una mujer, las miradas acusadoras pueden aniquilar-la  Pues no está bien visto que una “bella y agraciada representante de lo femenino se exalte”.

Este juego de “permisos”  otorgados por la sociedad que supimos construir, nos influencia tanto, que muchas veces, tomamos como “natural” lo que es meramente “cultural”. Quiero decir, en sociedad, nada es natural, todo es resultado de usos y costumbres; convenciones; tradiciones.

Muchas veces somos sorprendidas por situaciones que si bien no son coherentes con nuestros valores se legitiman frente a los ojos de los demás; y por el consenso pensamos que “así son las cosas”.

Sin embargo el “consenso”  es simplemente una información pero no la verdad; nos está hablando de que varios observadores “comparten un punto de vista” y no que las “cosas necesariamente son así”.

En varias oportunidades en talleres o charlas que he impartido entre mis participantes surge la inquietud de la violencia como medio de comunicación en la vida de pareja. Y muchas de esas mujeres que participan suelen manifestar que sus parejas “no ejercen violencia contra ellas”, que son tal vez un poco posesivos, mal humorados, o que no tienen una buena comunicación “pero que a rigor de verdad no hay violencia en sus hogares”.

Frente a estas enunciaciones, suelo preguntarles, ¿qué es violencia? Y todas o la mayoría remiten a las agresiones físicas o psicológicas –los llamados insultos. 

Más si nos adentramos a la raíz de los vínculos, podemos observar con asombro, que la “violencia” como forma y modo es más que unos golpes o palabras altisonantes.

Buscando la raíz de la palabra encontré, que “Violencia” deriva del latín  “ Violenta”cualidad de “ violen tus:” vio =vis “fuerza”, “ len tus” sufijo que tiene el valor de continuo; por lo tanto es “violento” aquél que hace uso frecuente de la fuerza.

Para algunos científicos los hombres son más violentos que las mujeres por la “testosterona”, pero sostener esto sería una forma de alivianar las responsabilidades. Hay quienes afirman que “el alto consumo de carnes rojas produce mayor agresividad”. ¿Tendríamos que tener entonces hombres castrados y vegetarianos para poder convivir en paz? Aunque algunas respondan que sí, y dejando los chascarrillos de lado, sabemos que no.

Volviendo al origen de la palabras, me queda en la cabeza la palabra “fuerza” y comienzo a entender, que el ejercicio habitual de la fuerza constituye la violencia; pero que esa práctica se puede dar de muchas formas solapadas.

Será por ello que muchas de nosotras creemos que “eso de la violencia de género”  ocurre fuera de nuestro alcance. 

Pero cuando dejamos de hacer lo que nos gusta porque a nuestra pareja no le agrada; y si de todas formas lo hacemos, “él se enoja”, o nos mira indiferentes, o deja de hablar… ¿acaso eso no es uso de la fuerza?

Si no podemos usar esas faldas cortas, o pantalones apretados, o la blusa sin mangas “porque a él no le parece,” si constantemente estamos siendo “cuidadas”, si cada vez que queremos ir de visitas a casa de una amiga nos llama más de 6 veces, si a la hora de la comida indefectiblemente tenemos que estar presentes, si no podemos opinar lo contrario, si con comentarios cotidianos se desautoriza nuestros deseos; si en las discusiones se dirigen a nosotras con insultos, creencias denigrantes, o burlas; si no podemos expresar lo que sentimos, pedir lo que queremos para la relación sin que impere el miedo de “la discusión”, si somos manipuladas para tener relaciones sexuales cuando no lo deseamos…

¿Eso no es violencia?

¡Claro que sí! No porque falte la sangre, los moretones, o los portazos estamos exentas. Hay violencia toda vez que uno de los dos “tire de la cuerda y apreté el cuello de la pareja”, desde las palabras bonitas de la manipulación hasta la agresión extrema”.

Pero siempre que impere “la fuerza de uno sobre el otro” estamos en un contexto de violencia.

Es fundamental remarcar esta situación, para que puedas indagar en tu relación y si hay algo de esto en ella puedas tomar acción.

La violencia es una herramienta de dominación que no va de la mano del amor.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

DEBEMOS REACCIONAR A TIEMPO





La vida está llena de dificultades, decisiones incómodas que debemos tomar, escollos, conflictos e inconvenientes…
Es necesario saber reaccionar a tiempo, saber identificar esos obstáculos y realizar cambios y decisiones antes de que sea demasiado tarde.
Las decisiones hay que tomarlas antes de que los pequeños problemas se hagan grandes.

Gran parte de nuestra vida está basada en decisiones, que pueden ser tanto temporales como para toda la vida. A todos nos ha pasado que hemos reaccionado tarde ante una decisión, ocasiones en las que sin darnos cuenta nos involucramos en decisiones equivocadas, dejándonos llevar por la emoción del momento… y los resultados son muchas veces negativos y nos preguntamos cómo o porqué fue que hicimos eso.

Cuando se trata de tomar decisiones, las debemos analizar cuidadosamente; pero muy pocas veces nos tomamos el tiempo necesario para ello, ¿por qué somos así?, ¿por qué reaccionamos tarde? Es increíble las veces que nos va mal porque damos por sentado que todo va a salir bien, sabemos en teoría, que tenemos que hacer y cómo debemos hacerlo, sin embargo por alguna extraña razón la mayoría de veces reaccionamos tarde o simplemente no reaccionamos y cuando venimos a darnos cuenta pueda que todo esté en contra o hasta perdido.

Enfréntate a tus problemas  y toma decisiones antes de que sea tarde:
Muchas personas no le dieron la atención necesaria a su relación o matrimonio y no lo quisieron hacer hasta que recibieron la demanda de divorcio, o cuando se dio la separación. Perdieron en su momento a quien era “el amor de su vida” porque simplemente reaccionaron tarde, pensando que siempre estaría allí, dando malos tratos o comportándote como quisiste sin pensar que un día se iba a cansar e iba a dejar de amarte y ahora que ya no está que ya no regresa, reaccionas tarde y ya no puedes recuperar lo que antes tuviste con esa persona.

A lo mejor lo tomaste como un juego, apostaste con tus sentimientos y sin notarlo la diversión se te hizo un vicio lo que te llevo a perder tu estabilidad y la de tu familia, y al reaccionar te preguntas: ¿Cómo fue que llegue a este punto?

Pensamos muchas veces que somos indispensables en un empleo y no ponemos todo de nuestra parte creyendo que no podríamos ser despedidos, un día de tantos nos despiden, porque sin darnos cuenta adoptamos una actitud que muy bien la pudimos haber cambiado, pero es tarde para ello.

¿Por qué casi siempre reaccionamos tarde?
Cuánto dolor y sufrimiento nos podríamos evitar si tan sólo aprendiésemos a ser más tolerantes, pacientes y sobre todo poner atención a la voz de la razón y la lógica.

Muchas veces se piensa que es buena idea seguir y escuchar al corazón y no reaccionamos en el momento oportuno para no lamentarnos por las consecuencias de un momento de inconsciencia que ya no se puede cambiar.

Una mala decisión nos hace llegar a situaciones que no queremos, en los que se pierde el control y caemos. Nada puede asegurarnos que todo volverá a la normalidad, o a ser como era antes, pero sí que podemos recuperar la confianza en nosotras mismas, con el propósito firme de no olvidar las lecciones de una decisión equivocada. Antes de aventurarte pensando que saldrás bien librada de todo, piensa en las lágrimas, los sufrimientos propios y los de las personas que amas y trata de REACCIONAR A TIEMPO, los errores, las malas decisiones, o la mala forma de ver las cosas, pueden ser evitados en el futuro, no tropecemos con la misma piedra.

Muchos de los momentos más duros en la vida son provocados por nosotras mismas. Hoy es un buen momento para reaccionar positivamente, para rectificar antes que se nos haga tarde y perder lo que con tanto esfuerzo se ha logrado.

domingo, 4 de noviembre de 2012

CUANDO HAY AMOR APOYAR ES UN PLACER




Cuando amas, apoyar a tu pareja es algo que haces con naturalidad e ilusión, porque tus sueños son los suyos, y los suyos son tuyos.

Necesitamos el apoyo de nuestras parejas, compartir ilusiones, esperanzas y anhelos…

Si en verdad nos amamos buscaremos la felicidad de nuestra pareja, y él la nuestra.

 El apoyo es fundamental en todas las relaciones que tienen lugar en nuestras vidas.Todos necesitamos apoyo en algún momento, por lo cual, sería bueno que nosotras siempre tuviésemos la disposición de darle la mano a quien eligió ser nuestro cómplice de camino: nuestra pareja.

El verdadero amor entrega apoyo incondicional.
Apoyar a nuestro amor es indispensable: cuando decidimos entablar una relación con él, también decidimos entablar una relación con sus sueños, sus esperanzas, sus ilusiones y sus anhelos… Es sensato entonces, que si nos relacionamos con alguien de una manera tan profunda, aprendamos a apoyar sus metas con respeto, lo que sería una gran muestra de aprecio de nuestra parte.

¡Tu pareja te necesita!
Tal vez no estés de acuerdo con algunas determinaciones o planes que tenga tu pareja, tal vez pienses que está optando por el camino lleno de lodo… Si es así, debes poner en manifiesto tu desacuerdo y explicar las  razones por las cuales crees que está cometiendo un error. Si la situación es conciliable y no afecta la relación en gran medida, ¡apoya a tu pareja! Ya ves que te dio un lugar que no le dio a nadie: el de su permanente compañía y es algo que debes respaldar a cada instante.

Al igual que tú, tu pareja también tiene sueños.
Gabriel García Márquez, el afamado escritor colombiano, no hubiese conseguido tantos logros si no hubiese sido por el apoyo de su esposa; él comenta en una de sus tantas anécdotas, que cuando escribía su obra cumbre, se encontraba viviendo casi en la pobreza; su mujer era quien trabajaba para mantener la casa y en lugar de reproches siempre le decía que terminara su novela. Tanto apoyo dio sus frutos y tal escrito fue merecedor de un nobel de literatura… ¿Ves la gran importancia del apoyo en la pareja?

Amar también es apoyar… ¡y un placer!
Apoyar a nuestra pareja con responsabilidad y criterio en los proyectos que emprenda no sólo es un deber que adquirimos, es un placer, ya que el amor encuentra gran recompensa en el dar y en el ver sonreír a quien amas, porque no hay triunfos a solas, sino triunfos compartidos.