lunes, 13 de abril de 2015

CARTA DE UNA MUJER GOPEADA ... A SU ESPOSO




Esta carta te la escribo mi querido esposo, con las ultimas fuerzas que me quedan después de tener una pequeña riña contigo...Recuerdo cuando nos conocimos lo caballero que eras limpio, elegante, atento educado un hombre como pocos según mis ojos ciegos, y a pesar de tu mala actitud no me daba cuenta de nada y me fui enamorando como loca de ti, dependía de tus caprichos, ya sabes educada a la antigua con moral y con prejuicios, tú para conjugar todo me regalaste ilusiones, miles de estrellas y buenos deseos sin duda me convenciste que eras con quien deseaba pasar el resto de mi vida.
Una tarde toda ilusionada enamorada y vestida de blanco recorrí el Sendero para llegar a ti, con la esperanza que nuestro mundo seria siempre de color de rosa, y llego el tan ansiado “Hasta que la muerte nos separe” todos aplaudieron, tus ojos brillaron ilusa si, sellaste el pacto con Besos de Sangre invisible... Fiesta y solo 2 semanas de vida armoniosa, porque una mañana te enojaste pues tu camisa preferida no estaba planchada, ahí comenzó todo, me golpeaste y saliste apresurado, pense tengo la culpa por no tener su ropa limpia y te perdone; como si nada hubiera pasado a ti por la noche me entregue aun con el cuerpo adolorido.
Este mal trato fue más continuo con la llegada de los niños, pues te incomodaban sus gritos, sí, ni dudarlo corazón eras precavido me golpeabas diciéndome que “Era la forma de demostrarme tu cariño” y yo lo creía, necesitaba hacerlo, porque te amaba y no podía dejarte, la maldita excusa de siempre ¿ Que dirán de mi ? o los niños están Pequeños necesitan a su papá, y siempre te justificaba por no aceptar que era mi cobardía a enfrentar la vida en soledad, por lo que en verdad no te abandonaba, además el juramento y la alianza de que nos separe la muerte ¿ como romperlo ? Si esta vida la había elegido YO nadie me forzó.
A veces tus golpes ya no me dolían fuiste cruel y yo cobarde, hicimos de esto una rutina, me pegabas como para reafirmar jerarquía, tú eres el que manda soy tu mujer y tengo que obedecer, nada ni nadie nos podía separar creo que en lugar de casarnos, no note que para ti fue comprarme para tener sirvienta y prostituta gratis, no una mujer para amar y compartir.
Esta noche me golpeaste como nunca en el vientre, la cara todo el cuerpo y casi me desvanecí, te asustaste y saliste despavorido, yo tome fuerzas de nada y salí a denunciarte ( que tarde ) pues a media calle, esta mi cuerpo inconsciente y mientras me llevan al hospital voy pensando que es verdad, solo la muerte nos va a separar, una promesa que cumpliremos; una muerte que loca y ansiosa en tus manos fui a encontrar y todo por amarte y ser cobarde, no tolerar el ¿ que dirán? Si eso es, ahora llego el fin y veo a mis hijos que lloran les han anunciado mi fallecimiento, no los puedo consolar, y me pregunto ¿ porque no te deje el primer dia que me golpeaste? ellos hubieran sido felices y no tan temeroso de ti y de mi....Ya se va y acaba el sufrimiento ahora lloras he imploras mi perdón, llevando a mi tumba flores como cuando éramos novios ¿ para que ? esas no las quería ni en vida, solo anhelaba tus caricias y tu aceptación, y solo obtuve tus golpes y mi propia humillación.
Te dejo amor mío, por fin la muerte nos separó ( cumpli a cabalidad la promesa) eres libre, solo te pido que ya no golpees a nadie; mi cuerpo y mi alma por fin ya no sienten dolor.
Atentamente
Tú mujer a la que golpeabas y que por cobarde nunca se defendió.
© autor: Una mujer fallecida

jueves, 2 de abril de 2015

NO ACEPTO TU MALTRATO ME VOY




La emoción del enamoramiento, la boda, la alegre recepción, las fotos, el pastel y los detalles románticos contrastan con las amarguras, humillaciones, menosprecios y tragedias que después llegan a soportar muchas mujeres en manos de su pareja.

Y una vez casada, lo que menos quieres es dar la relación por fracasada y disolverla, pues una no se casa para eso. Pero mucho menos para ser maltratada: nunca aceptes el maltrato, siempre di no a quien te lastima.

En la mayor parte de los casos los agresores son las propias parejas de las victimas, siendo el detonante el reclamo de pensión alimenticia, o la negativa de la mujer de volver a vivir con la pareja. La etapa de mayor peligro para la mujer es la de los primeros meses de la separación, periodo durante el es cuando el hombre trata de convencer a su pareja que ha hecho cambios.

Las consecuencias del maltrato tienen graves consecuencias sobre los hijos, incluso cuando la mujer intenta protegerlos o esconderlo de ellos. Los hijos de familias en las que se han experimentado maltratos son enfrentan temor, ansiedad, culpa y enojo que más tarde prolongan el ciclo siniestro.

El problema del maltrato empieza cuando uno de los dos se siente superior al otro y que a menudo sufre de baja autoestima; empieza a gritar con mas frecuencia, llegando a los tirones y empujones que poco a poco van escalando a golpes físicos y a vocabulario soez con presiones y amenazas. El agresor comúnmente finge arrepentimientos para lograr la reconciliación, con la que después puede continuar con el mismo patrón de tortura, abusos y maltratos.

Cuanto más tiempo se pasa con el agresor, mayor es la posibilidad de que el se de el maltrato. El agresor intenta solucionar con violencia aquello que siente que se le escapa de las manos. Pero no sólo el hombre puede ser el victimario, porque se han dado casos de mujeres que son físicamente agresivas, especialmente después de descubrir un engaño por parte del esposo.

Cuando un a mujer se casa, no es para fracasar, ser abusada, o en el peor de los casos, llegar a ser asesinada por su propio esposo. Tampoco se casa con la idea de separarse al poco tiempo. Pero aun así, aunque no fuese lo deseado, ¿acaso por ello debe quedarse en una relación en el que está siendo abusada y maltratada? ¿Acaso no sería mejor salir con los hijos, y buscar una mejor vida lejos del maltratador?

Aun hoy son muchas las mujeres maltratadas, abusadas y que desafortunadamente también llegan a ser asesinadas con crueldad inimaginable; todo ello a manos de quien juró amarlas, cuidarlas, protegerlas y resguardar su bienestar físico y emocional.

Alcemos nuestra voz, no dejemos pasar desapercibidos los abusos en la mujer, apoyemos a la mujer reprimida, ayudémosla a salir de esa situación agonizante que les mima sus derechos, su voluntad y hasta su propia vida.