lunes, 28 de febrero de 2011

LA VIOLENCIA EN EL HOGAR

Cuantas veces te escuchamos decir:

El hombre en la casa es rey. Es el que manda y los demás obedecen. ¡Siempre ha sido así! Con los hijos no hay que dejarse. Hay que aplicar disciplina con mano dura y que aprendan a respetar. Un buen “tate quieto” sirve mas que las palabras. !Así me criaron a mí!
La mujer es muy blanda. Siempre mimando a los muchachos. Los consiente todo el tiempo y se mete donde no la llaman. Me obstina porque los defiende cuando los corrijo y les enseño a obedecer. Tienes que aprender a comportarse. Es importante que respeten. ¡Soy su padre!
A la mujer hay que controlarla. No es malo darle “su pare” cuando comienza con la pelea. Cuando se me revela o me lleva la contraria, no lo aguanto. La mujer tiene que obedecer y respetar al marido.
Ella siempre me provoca con sus tonterías. Si uno se deja, hace lo que quiere y empieza a mandarlo a uno. Después la gente
dice que estoy “sometido” o se preguntan “¡quien lleva los pantalones!” .
Le gusta hacerse la víctima. Llora, se queja por todo o siempre está de mal humor. El problema es que no busca oficio. No es mucho lo que tiene que hacer… Atenderme, tener la ropa limpia, la comida lista a la hora que llegue a casa y atender a los muchachos… ¡No es mucho lo que se le pide!
Soy yo el que trabaja para que no falte lo que se necesita en casa. Ella solo tiene que atenderme, tener la ropa limpia, la comida lista a la hora que llegue a casa y atender a los muchachos… !Y todavía se queja!
Si… tiene un trabajito por allí, pero eso es para que se entretenga y no moleste. Pero no es pretexto para que se quiera revelar y no me atienda. Ella sabe que lo “primero es primero”… tiene que cumplir con sus obligaciones: ¡para eso es la mujer!
Yo le doy lo que se necesita y siempre dice que la plata no alcanza, se queja porque le pregunto en qué gastó o qué compró para que faltara real.
De vez en cuando le doy para sus cosas cuando se porta bien... Por eso le digo que me tiene que tener contento.
¿Cuantas mujeres estan en esta realidad o sistema de vida? Se que muchas y callan por temor ... pero es hora que despiertes y seas valiente amiga no mas violencia contra ti.

martes, 22 de febrero de 2011

AMOR Y FELICIDAD

La luna brillaba llena y plena, como desearían muchos sus vidas, tanto, que tan solo algún osado astro lejos de ella, compartía su escenario, mas abajo, en otra parte del universo, una inmensidad de corazones rodeaban la tierra, cada uno latía al ritmo de sus circunstancias, el que nos ocupa lo hacia generosamente, creyéndose inagotable e infinito, característica común en las personas, como así era en este caso.

Estaba enamorada, o al menos así lo creía ella, al fin y al cabo, que es el amor, en cierta ocasión escuchó, que cuando no sabes muy bien lo que sientes por alguien que te gusta, eso, es que es amor, sentía pasar los días lentamente estando lejos de el, y en los demás, el tiempo siempre era insuficiente, tan solo importaba la intensidad de las caricias, de los interminables abrazos y besos, que siempre son pocos a juicio del enamorado, esas cómplices miradas cargadas de pasión y deseo, capaces de trasmitir tanto sentimiento, entonces, las manecillas del reloj se antojaban indiferentes y enmudecidas.
Se sentía feliz, a sabiendas de no comprender en su totalidad el significado, tantas veces en entredicho, de esa palabra “Felicidad” cuantas personas dedicaron la vida a su búsqueda, o incluso mataron a otras en su nombre, para intentar poseerla, o no dejarla escapar. Ella la había encontrado, así, sin mas, o al menos trataba de convencerse así misma, de que así era, pensaba simplemente, que debía ser el equilibrio entre lo que se tiene, y lo que se desea, y de ambas cosas rebosaba, se sentía sublime y todopoderosa, incluso la muerte dejaba de tener importancia, ya no le causaba temor, todo estaba hecho, no necesitaba nada mas, había estado con el, estaba impregnada de su aroma, aun lo sentía dentro de si, habían estado haciendo el amor una y otra vez, y todo era maravilloso, se sentía colmada de deseo, ahí estaba el, junto a ella, tumbado en la cama, con los ojos cerrados y esa expresión placentera en su rostro reveladora del placer gozado.

Empezó a sonar una canción preciosa, romántica, una de las que mas le gustaban a ella, todo era perfecto, siempre se definió a si misma como una romántica, pensando en esto, sintió algo extraño, esa música, delibero un instante, su semblante delataba dudas, quien pudo poner esa canción en ese momento, estaban los dos solos y en la cama, su rostro se torció en otro gesto, acababa de escuchar una voz, era de otra mujer, un momento, se dijo sorprendida, es la voz de mi madre, al tiempo que comenzaba a sonar otra melodía en su canal de radio favorito, el radio despertador, se decía a si misma, al tiempo de abrir los ojos seguida de una sutil sonrisa, mientras escuchaba una vez mas decir a su madre: Vamos hija, levántate ya, que si no llegaras tarde…


A las cosas bonitas de la vida.

jueves, 17 de febrero de 2011

EL AMOR.... ¿SE ACABA O LO MATAS ?

El amor, el amor, el amoooor…

Cuando una relación comienza todo es bonito, dulce, emocionante, es muy fácil percibir el amor que existe entre los dos seres, el solo mirar a la otra persona hace palpitar tu corazón, de tal manera que eres consciente de que tu corazón late…

Las primeras salidas, las primeras citas, causan emociones incomparables. Los detalles de amor, las flores, los recaditos, los mails, los mensajitos, las llamadas telefónicas, las canciones dedicadas, los poemas, los besos, las miradas, las sonrisas, todo ese ambiente embriagante de amor… duran poco, terminan como una ráfaga de viento si el amor no se alimenta por parte de ambos, porque aunque uno luche por el amor que siente, éste se enfría si la otra persona no contribuye de la misma forma, el amor debe ser correspondido. Entonces no se puede decir que el amor se muere, al amor lo matamos.

Cuántas personas viven al lado de otra tratando de alimentar su “amor”, manteniendo su relación de la esperanza, esperando que todos esos detalles, esas miradas, esos besos de ayer, vuelvan…

Todo esto me puse a pensar, tras leer la historia de una chica que nos da su consejo al respecto, después de pasar 4 años con la persona que creía amar, esperando que él le correspondiera, viviendo de las migajas de su “amor”:

“No esperen mucho junto a una persona que no se derrite ni ansía verlos, si no demuestra su amor y no es capaz de gritarlo a los cuatro vientos, eso no quiere decir que sea tímido, sino que es un mentiroso. No se puede esconder el amor, pues este brota solo con mirarlo a los ojos. No se dejen engañar. Busquen el amor verdadero y correspondido. Y si se equivocan a la primera, no se den por vencidos, la vida no termina ahí. Siempre podrán intentarlo de nuevo, ustedes marcan la diferencia al enfrentar un nuevo cambio, solo háganlo y por difícil que parezca podrán observar que siempre hay algo nuevo que experimentar.”

martes, 15 de febrero de 2011

¿ERES UNA MUJER SEGURA?

A veces hablamos de la seguridad cómo un regalo de los Dioses, un talento sólo para algunas afortunadas, una cuestión de suerte. Pero no es así, para ir por la vida "pisando fuerte", hay que construir la confianza en uno mismo y tener la certeza que ser una mujer segura, no es ser una mujer perfecta.

Cinco aspectos para reconocer una mujer segura.

Se ama a sí misma - y no le importa que se sepa.
Se comprende a sí misma - y sigue queriendo conocerse más, a medida que vaya creciendo y desarrollándose.
Sabe lo que quiere - y no teme plantearse nuevas metas.
Piensa de manera positiva - y los problemas no la desbordan.
Se comporta hábilmente - y sabe cuál es la conducta apropiada en cada situación.
Nos sentimos bien en su compañía porqué:

Nos transmite seguridad. Es abierta y genuina. Si se siente bien, nos los hace saber. Si está Ansiosa o turbada, también nos lo hace saber, porqué no le preocupa lo que puedan pensar de ella. Ella puede manifestar, en todo momento, su opinión.
No necesita rebajar a otros para sentirse poderosa. Por esta razón confiamos plenamente en su honestidad, ella nunca abusa.
Nos estimula, porqué prefiere a las personas seguras.
No se cree perfecta, reconoce sus errores y debilidades.
Es una mujer vital, porqué para ella su energía es algo muy valioso que usa cuidadosa y selectivamente.
Es tranquila y reposada porque no siente la constante necesidad de probarse a sí misma por medio de palabras y acciones.
Nos da una sensación de optimismo porque enfrenta los problemas en forma creativa en lugar de estar quejándose durante horas.

jueves, 10 de febrero de 2011

¿PORQUE LLORAMOS TANTO LAS MUJERES?



Me preguntaba a mi misma alguna vez

Las mujeres lloramos por cualquier cosa.

Algunas chicas están fatigadas y enfermas de tanta amarga reacción, han venido sufriendo miseria y dolor a lo largo de su vida, esperanzas vanas que no les han fortalecido ni les han hecho felices.

¿Acaso será en vano tanta dolorosa tristeza y llanto de algunas mujeres?, pero aún con tristeza y lágrimas, siguen adelante, ¿Para qué, y por qué?, veamos:

Algunas se preguntan en medio de grandes crisis emocionales: ¿Qué he hecho y qué no hecho con mi vida? ¿Qué descuidé de la vida?, ¿Qué más sacrificios he de ofrecer?, ¿Qué me aguarda al final de las lágrimas?

Otras mujeres más inteligentes se preguntan: ¿Por qué lloro por alguien o por algo que no vale la pena?, ¿Encontraré el amor verdadero alguna vez?, “Ya no puedo llorar”, “Mi cuerpo se ha debilitado demasiado por tanto llanto, pero mi ser se rebela dentro de mí contra el despiadado vacío; la voz profunda de quietud me responde con completo silencio: “No llores mujer”, y mi amado sendero me sonríe y yo no sé cuánto tiempo he de vivir esta pena de ánimo, esta agitada insatisfacción, esta especial pesadumbre y sufrimiento moral y corporal”
“En cuanto mis ojos alcanzan a vislumbrar, sólo veo cosas mudables y transitorias, sin embargo hay algo que palpita en mi interior, ¿Por qué lloro tanto y por cualquier cosa, si tengo la seguridad de que está cerca el final de la larga jornada y se aproxima como una ola que baña con su frescura mi cuerpo como si fuera en la mar?”

¡Vaya forma de sufrir, y vaya forma de llorar! …y cuántas veces nos preocupamos y lloramos por cosas inútiles.

Una mujer llora porque le dolió una traición, porque le negaron alguna satisfacción, porque perdió a algún ser querido, porque está enferma, porque tiene escasez económica, porque su pareja no la respeta, no la valora, no la atiende y no la ama. Llora porque se quedó sola, porque está triste o porque está alegre, porque le subieron el sueldo en su trabajo, o porque la restringieron en su trabajo. Llora porque extraña algo o a alguien, porque está deprimida, porque tiene cólicos menstruales o porque le duele una muela, o simplemente porque ella piensa que todo lo sale mal.

Las lágrimas de una mujer siempre están a flor de piel, principalmente cuando nos vemos abandonadas por el ser querido. Lloramos tanto a veces que creemos que se nos secaron las lágrimas para siempre, nos abatimos hasta el grado del cansancio, y el consuelo no llega, ¿por qué no llega el consuelo a nuestro corazón amigas cuando lloramos las mujeres?

Dicen que las lágrimas lavan el alma, y no lo dudo ni tantito, pero a veces el llanto no nos es suficiente para calmar las tempestades del alma, nos vence el cansancio y nos llega el sueño, pero no somos capaces de decir: “Quiero amarte sin aferrarme a ti”, ”Quiero apreciarte sin juzgarte”, ”Quiero unirme a ti sin invadirte”, ”Invitarte sin exigirte”, “Dejarte ir sin sentirme culpable”, ”Criticarte o reclamarte sin hacer que te sientas culpable” y “Ayudarte (si tú me lo pides), sin que te sientas ofendido”, “Darte todo sin que me duela que tú no me des nada”.

¿Se atreverían amigas queridas a hacer todo esto alguna vez a pesar, y a costa de sus lágrimas?

jueves, 3 de febrero de 2011

EL GOZO DEL PERDON




¿Qué pensarías si te dijeran que la mayor parte de los dolores que sufrimos son el resultado del sentimiento de culpa que todos llevamos dentro?

Pues, precisamente, los psicólogos nos dicen que al menos siete de cada diez personas tienen a lo largo de su vida sensación de culpabilidad, de haber cometido un error del que jamás se han podido liberar o que no han sido capaces de perdonar.

El complejo de culpa es la causa más común de trastornos mentales y nerviosos que se manifiestan en distintos órganos del cuerpo. El dolor es una sensación controlada por el cerebro. Cada individuo tiene un umbral perceptivo diferente, y así, un dolor que para una persona puede ser insoportable, para otra puede ser más llevadero.
Vamos a liberarnos del dolor, a conseguir una paz mental a través del gozo que obtenemos mediante el perdón.

El perdón es hacer “borrón y cuenta nueva”, es sacar todo lo malo que llevamos dentro, es limpiar nuestra mente, comenzar de nuevo, es olvidar todo lo ocurrido como si no hubiera pasado nunca.

“Hay más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente”. Dios es un ser gozoso, capaz de sentir gozo cada vez que la comunicación cielo-tierra es posible a través del arrepentimiento. Dios se goza al darnos su perdón; de hecho ya lo tenemos, sólo quiere estar seguro de que realmente lo queremos.

Si Dios se goza cuando nos perdona y además sabemos que nuestros pecados llegan a ser como blanca lana, ¿por qué no podemos llegar a perdonarnos a nosotros mismos? ¿por qué no podemos llegar a ser felices?

Gozo en la tierra

Más allá de tratar de explicar el origen del mal, el concepto de pecado, que serían temas teológicos que exceden nuestro interés, centrémonos en el concepto de perdón.

El perdón es el sustantivo de la acción de perdonar. Según el Diccionario, perdonar significa “renunciar con buena disposición de ánimo a obtener satisfacción o venganza de una ofensa recibid, no guardando ningún resentimiento o rencor”. Podemos llegar a ser felices:

1. Cuando perdonamos a los demás.

Expresiones como: ¡Nunca lo perdonaré, ni aun después de muerto!, han perseguido y atormentado a personas que efectivamente han acompañado a la tumba a aquellos individuos que consiguieron ser víctimas de sus ofensores.

Mientras guardemos el rencor de la ofensa, experimentaremos una tensión en la mente que inevitablemente provocará problemas y aflicciones en el cuerpo. El rencor no consigue nada. Después de seguir el precepto evangélico de reconciliarnos con nuestro prójimo y de otorgar el perdón que nos han requerido, o de pedir nosotros mismo el perdón, deberíamos conseguir esa paz mental que nos ayude a olvidar todo lo pasado.

Perdonar no significa que aceptemos que nos hagan cualquier cosa, significa soltar una relación permanente con ella. Puede que no queramos asociarnos con esa persona ya más, que no entre en nuestro círculo; puede incluso que no sea necesario, pero si le negamos el perdón, nos aferraremos a esa experiencia desgraciada y seguiremos unidos a ella por medio del rencor. Estas situaciones pueden ocurrir incluso en nuestro círculo más próximo. Miembros de una misma familia enfrentados año tras año.

?El odio hace daño a la persona que odia, nunca a la persona que es odiada?. Y otro hombre sabio ya dijo hace dos mil años: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen y orad por aquello que os ultraja y os persiguen”. ¿Para qué? Para poder experimentar el cielo aquí en la tierra.

Leí en un libro la experiencia de una mujer que se encontraba deprimida y que la vida no tenía sentido para ella. Unos años antes, su marido la había abandonado y se había vuelto a casar. Antes de separarse el matrimonio, la mujer había avalado en un préstamo a su entonces marido, préstamo que éste no pagó, y fue ella quien después de la separación, tuvo que trabajar dura para sacar adelante a sus hijos y pagar el préstamo. Como os podéis imaginar los sentimientos de esta mujer hacia su ex-marido no eran muy favorables después de todo lo que había tenido que pasar. Tal era su estado anímico que al cabo de unos años tuvo que acudir a un terapeuta. Este, después de escucharla atentamente, le dijo que tenía que divorciarse de su ex-marido. Legalmente estaba separada, pero seguía atada a él por el odio y el rencor.

Le aconsejó que orase por él y que le desease lo mejor de la vida. Esta mujer lo consiguió, olvidó su rencor, y al cabo de un tiempo, recibió una llamada de su marido reconociendo que había obrado mal para con ella y que le devolvía el dinero del préstamo que ella había pagado.

Es mejor comprender a la persona que nos ha ofendido. Comprender es perdonar. Cuando se comprende, no hay nada que perdonar. Comprender es desear todo lo mejor para la persona que me hizo daño.

Por último, “si perdonáis a los otros hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial”. Mateo 6:14

Si no perdonamos a nuestros semejantes, ¿cómo podemos exigir el perdón de Dios?

“Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas”. Marcos 11:26

2. Cuando nos perdonamos a nosotros mismos.

Unas persona con complejo de culpa, que se cree pecadora, no puede sentir que tiene derecho a la vida, a vivir, a alcanzar el bien que todos intentamos conseguir. Es más difícil llegar a perdonarse uno mismo por los errores, por los pecados cometidos contra Dios o contra nuestro prójimo.

El perdón y la liberación tienen lugar cuando nos damos cuenta de que las experiencias pasadas por las que nos sentimos culpables eran solamente un error debido a nuestra ignorancia; y si fueron realizadas conscientemente, después de reparar el daño cometido, ¡olvidémoslas! Ya no tienen otra solución. Robert Stevenson nos dejó las siguientes palabras: “Los santos son aquellos pecadores que siguen avanzando”.

Sigamos avanzando como pecadores, pero teniendo la seguridad del perdón. Por medio de éste obtenemos la negación del pecado. La negación del pecado es la vida, y la vida en Jesús proporciona el gozo y la felicidad que todo cristiano debe poseer si su mente está libre de toda idea negativa. Y si nuestra mente es positiva, redundará en beneficio de todo nuestro cuerpo.

Recordemos una vez más la relación mente-cuerpo. Muchos dolores de cabeza, jaquecas, taquicardias, mareos, vómitos, tienen un origen psicosomático, producidos por sentimientos de culpa, rencor, odio, etc.
Una persona con complejo de culpa, que se cree pecadora, no se cree merecedora de sentir el bien en su vida. Al llevar en nuestras almas las sensaciones de viejos errores impedimos que las cosas buenas lleguen hasta nosotros. Siempre que tengamos una sensación de pecado o creamos que hemos cometido un error y no lo hemos rectificado, no disfrutaremos del amor, del aprecio que deberíamos sentir por nosotros mismos.

3. Gozo cuando perdonamos a Dios.

De ninguna manera podemos culpar a Dios de todo lo malo que permite que exista en la tierra. Dios no es responsable de los problemas, las enfermedades, las guerra, etc. Dios no tiene nada que ver con las situaciones tristes del mundo. Dios no tiene la culpa de la muerte de mi ser querido, de que yo no tenga trabajo, o del accidente que casi acaba con mi vida.

Sin embargo, solemos culpar a Dios de nuestros problemas y aflicciones. La responsabilidad está en nosotros mismos, en el mal en general de la humanidad, en Satanás. Pero, gocémonos de tener un Amigo que nos va a ayudar a sobrepasar los sufrimientos de esta vida, y no nos va a permitir pasar por más desgracias de las que podamos superar.

Nadie puede avanzar si se aferra al pasado. Nadie puede pensar de manera clara y eficiente se su mente está llena de pensamientos de odio, de recuerdos negativos, de heridas y errores; he aquí la razón por la que es necesario perdonar para poder amarnos a nosotros mismos, a nuestro prójimo y a Dios.
Cuanto más pecadora o culpable se sienta una persona, menos posibilidades tendrá de ser feliz, saludable, e incluso observadora de la ley de Dios.

martes, 1 de febrero de 2011

¿PORQUE SE AISLA LA MUJER MALTRATADA?




La mujer maltratada se aísla, no sólo de amigos y conocidos, sino incluso de su familia.
Muchas veces lo percibimos como que es una ingrata, desagradecida, e incluso orgullosa, puesto que ya no nos busca como antes. El problema es que no comprendemos realmente a la mujer maltratada, no llegamos al fondo de todas las cosas, e ignoramos (o pretendemos ignorar) que ella sufre maltrato (sea físico o verbal). El maltrato se esconde de mil maneras…


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Muchas mujeres aun hoy, en pleno siglo XXI, viven en cautiverio, sin que lo notemos. Ni nos damos cuenta porque su cárcel ha sido astutamente construida por el déspota de su esposo, le ha encarcelado sus sentimientos, su autoestima, su fe en si misma y muchas veces, hasta su deseo de vivir.

Pero vive, se aferra a la esperanza de que su maltratador un día cambie, aunque muy en el fondo sabe que eso no pasará. Mientras tanto se resigna, añorando los recuerdos de tiempos pasados en los que podía llamar y hablar con el mundo exterior sin que nadie le controlase con quien, qué y cuando. Cuando te encuentras con la mujer maltratada, ella te regala un tímido saludo, un saludo lleno de temor, mientras te dice que todo está bien. No te puede decir la verdad, no se atreve, porque aunque su carcelero no esté presente en ese momento, está presente en su vida, en todo lo que hace, y siente sus cadenas aun cuando no está presente. Su carcelero sabe controlarla, incluso cuando no está con ella.

La mujer maltratada quiere, desea, y necesita la comunicación con su familia y amistades. Pero él, su maltratador, quien al principio es sutil y grosero más tarde, se ha encargado de retirarle a sus amigas, siempre tiene algo que criticar de sus amistades, de su familia… y cada vez aleja más a la mujer de toda persona que pudiera hacerle bien. La situación es tan difícil para la mujer maltratada que Dios le ayude si intenta la comunicación a espaldas del cobarde que la hace temblar, porque si la descubre “desobedeciendo su órdenes” le espera una gran gama de insultos, humillaciones, y hasta golpes por atreverse a intentar tener una amiga, o compartir algo con una vieja amistad, de las pocas que le quedan a la mujer maltratada, porque la mujer maltratada siempre acaba aislada.

El maltratador no conoce límites, y ella no sabe ponerlos. La palabra “basta” no figura en su vocabulario, le han quitado alevosamente el derecho de hablar, de pedir, de exigir, y ni tan siquiera tiene libertad para dialogar. Calladamente se somete a todo lo que él diga. La mujer maltratada sabe que necesita ayuda, pero no puede pedir ayuda. Él la manipula para que quede entre sus redes, “nadie te va a creer”, “tienes que hacer lo que yo diga porque si te dejo nadie más se fijará en ti”, “si me das problemas vas a sufrir”, “tu familia sufrirá mucho si me das guerra, te arrepentirás toda la vida”, “nadie más te querrá, estás fea y gorda…”

El maltratador no conoce limites, y ella no sabe ponerlos, la palabra “basta” no figura en su vocabulario, le han quitado alevosamente el derecho de hablar, de pedir, de exigir, ni tan siquiera tiene la libertad de dialogar y se somete calladamente a todo lo que el diga, la mujer sabe que necesita pero no puede pedir ayuda, “quien te va a creer si yo te lo doy todo” “tienes que hacer lo que yo diga, porque si te dejo nadie mas se fijara en ti”, “si te vas no podrás vivir sin mi, nadie te querrá, estas fea y gorda”.

Uno de los factores más dañinos es el miedo a empezar de nuevo. ¿Cómo, y con qué va a empezar? Si el maltratador le ha quitado todo, los hijos visten, comen, y van a la escuela con lo que él paga… Ella no tiene dinero porque él se encargó desde un principio en hacerle creer y demostrarle que no necesitaba trabajar. Se encargó de que no pudiese ser independiente, y muy por el contrario, que siempre dependiese de él.

“No tienes necesidad de trabajar, porque para eso estoy yo” y así es, ante los ojos de todos, es el mejor proveedor, es amoroso y dedicado a su familia, ¿pero quien recuerda que ella puso su amor, su vida y su patrimonio en las manos de su esposo? Quien más debía recordarlo es él, y lo ha olvidado, o pretende olvidarlo. ¿Y qué más da, si después de todo lo material no tiene la mayor importancia? Ella soñó con el amor, la unión, el respeto mutuo… y no lo tiene.

¿Por qué nos alejamos de la mujer maltratada? ¿Por qué permitimos que la alejen de nosotros? ¿Por qué permitimos que ella se aleje? ¿Por qué no tratamos e insistimos en ayudar?

Como familiares y como amigos, pensamos erróneamente que si ella así es feliz. Y si ella está feliz con su situación, no hay motivo para intervenir. Damos por sentado que “eso es lo que ella escogió” que si no fuera feliz ya lo habría dejado, damos por sentado que las excusas que ella utiliza son ciertas, le creemos que “ese ojo morado fue un accidente” esos raspones en las piernas fueron por una “caída” después de todo, son las físicas las que podemos ver , son las físicas las que se pueden disimular… ¿Pero y las heridas emocionales? Esas heridas que no se ven pero que hacen más daño porque son dichas a cada momento, cada día y todos los días, por su esposo, el hombre que la ama, el buen proveedor, el buen padre y amigo, el profesional que sale todos los días a la oficina, clínica, o bufete de abogados a brindar la mejor de su sonrisas, la mejor de sus actuaciones, a lo mejor defendiendo a alguna mujer victima de maltrato.

¿Qué podemos hacer?
En nuestro papel de familia, amigas o conocidas de una mujer maltratada, debemos poner atención a las primeras señales de abuso, hablar con el maltratador, hacerle ver su error, buscar ayuda profesional, creo que como familiares y amigos jugamos un rol importante para hacer que el abuso y el maltrato paren, hablemos con la mujer abusada, hagámosle ver que no es normal ni lógico sufrir a manos de un déspota, dictador y machista.