lunes, 3 de octubre de 2011

CARTA DE UNA MUJER VALIENTE



¿Os acordáis del cuento de la Cenicienta que no quería comer perdices?
Sobre una cenicienta que encontró a su príncipe azul pero que al final no resultó tan azul….

Hoy quiero hablarlos sobre una Cenicienta muy valiente del siglo XXI.
Se puso en contacto conmigo después de leer el cuento. Quería compartirlo con todos vosotros.

El nombre no importa; de dónde es tampoco, ni siquiera yo lo sé. Pero lo que importa es todo lo que transmite con sus palabras y por todo lo que ha pasado y superado. Desde aquí: muchas gracias y ánimo!! Tú vales mucho!

Aquí os dejo con el email que me escribió (sin modificar nada):


Hola, soy una cenicienta que ha leído y visto esa preciosidad y que no podía hacer otra cosa que mostraros mi gratitud.

Me he emocionado como hacía muchísimo que no lo hacía. (Con lo que he llorado creo que no me quedan karmas que saldar…mmm).

Reconforta comprobar que es posible que alguien que no conoces te toque el alma.
Hace muchos años que le pegué un patadón en el culo a “mi príncipe”, y dije Basta, a pesar de que sólo tengo 32 “añitos”, pero me hicieron tanto daño los chupamelapunta que todavía ando curándome de las heridas del alma.

En éstos años de luchar y luchar casi desaparezco del mapa, pues hubo momentos de bajar los brazos, no escuhar a mi hada Basta y querer irme para siempre para poder descansar…Pero por suerte estoy rodeada de seres maravillosos, casi mágicos, que no lo permitieron
(¡Si, por que me quieren A MI, por que hasta dicen que soy maravillosa!…Yo!) y que junto a Basta (pobre,la tengo frita…no da a basto) me han ayudado a salir del profundo agujero donde caí cuando dije el ¡BASTA! más importante de mi vida y le pegué el patadón.

Y hoy, pues sigo con tiritas y masajes mentales pero… ¡salí de la depresión, me olvidé del suicidio y superé una anorexia atroz!

¡Ja, soy invencible!… y me puse a llenar mi vida de cosas bonitas, algunas ya estaban como mis seres mágicos-maravillosos que ahora son felices ergo yo soy feliz, y otras muchas me las voy echando tooooodos los días. Después de algo así, descubres
muchas más cosas bonitas donde antes no veias nada.

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