¡Nunca dejes de ser una gran mujer!
Como mujer en ocasiones sufres injusticias, lloras, sientes abandono, desilusión, decepción y engaños… Puedes caer y derrumbarte, pero siempre tienes la posibilidad de levantarte y seguir tirando hacia adelante, con dignidad y la cabeza bien alta.
Eso es lo que te hace especial, tu gran capacidad de recuperarte de toda oscuridad que te pudiera acontecer…
¡Nunca dejes de ser una gran mujer!
El mundo está lleno de maravillas, nosotras hacemos parte de ellas. Hemos venido a la vida a crecer, a ser mejores que ayer, a procurarnos una existencia libre y alejada de tantos padecimientos espirituales que nos pueden llegar a hacer daño, ¿estás asumiendo tu responsabilidad de vivir?
Las mujeres somos muy valiosas, no nos permitimos caminar entre suspiros lastimeros cuando podemos brillar con luz propia, porque sencillamente somos más que una decepción amorosa, más que un error del pasado, más que un bulto de dificultades…
Las mujeres somos esperanza, somos alegría, somos entusiasmo, somos fe, somos altruismo, ¡somos amor!
¡Y qué bonito es cuando no permitimos que nada ni nadie nos marchite!
Es hermoso que caminemos con la cabeza en alto, dignas, sin necesidad de ocultar nuestro camino y con la tranquilidad que da la sinceridad y la fortaleza, porque aunque hemos tropezado con innumerables piedras, no nos hemos dejado derrotar por las mismas y hemos sabido salir adelante incluso cuando pensábamos que todo sería oscuridad.
Nuestro mayor encanto reside precisamente en eso: en buscar el color aunque muchas veces hayamos tenido que ver todo a blanco y negro, porque nosotras no conocemos el significado de bajar los brazos y darnos por vencidas, nosotras conocemos el significado de luchar cada momento: es lo que hacemos cada día, cada hora, cada instante…
Somos mujeres luchadoras y ello es lo que hace aun más bellas: Si caemos 100 veces, nos levantamos 101; si tristemente lloramos, con alegría secamos nuestras lágrimas; si somos defraudadas, no dejamos de creer; si somos menospreciadas, reivindicamos nuestra valía, y así pasa con un montón de cosas que en lugar de oscurecernos el corazón, nos llenan de fortaleza para entregar luz, esa que tanto sobra en nuestro pecho y que regalamos a granel.
Lo que te hace una gran mujer no es el número de veces que tuviste que caminar bajo la tormenta, sino el número de veces que tuviste la valentía de ver un nuevo amanecer de esperanza… ¡Nunca dejes de ser una gran mujer!
1 comentario:
Me encantó tu blog, te visito desde El Salvador, quiero compartirte mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com
DOY MI TESTIMONIO DE SANIDAD DE CANCER INVASIVO PARA LA GLORIA DE DIOS.
Recibe muchisimas bendiciones.
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