domingo, 28 de junio de 2015

UNA MUJER MALTRATADA










Hola Mujer: Hoy me dirijo a ti que rehúyes la mirada, que has perdido ese brillo especial de la ilusión que iluminaban tus ojos y todo tu rostro.
Sufres en silencio la pena profunda de saberte incomprendida. Intentas por todos los medios ocultar una realidad que te asfixia y que día a día va minando tu autoestima.
Cuando las palabras, las vejaciones de él te golpean el alma, sientes que algo se te rompe por dentro, mas callas y disimulas.
Piensas que él no es así, que solamente es que está nervioso. Que tú a veces le haces enfadar, sacarle de sus casillas y que aunque se pasa con los gritos, los silencios, el menosprecio, las amenazas o tal vez algún bofetón, en el fondo eres tú la culpable por hacerle perder los estribos.
A veces quieres rebelarte, sientes deseos de enfrentarte a él, de huir, de escapar… pero él luego te pide perdón y tú le crees y le perdonas una y mil veces porque le quieres y le necesitas.
Cuando tus amigas, tu familia te hacen notar que estás triste, que él no te merece. Tú le defiendes. Sabes que él te quiere, que es muy buena persona y cuando no se enfada, hasta se muestra cariñoso contigo.
Por supuesto, jamás has reconocido ese maltrato psicológico, esa presión constante a la que te somete infravalorándote, porque sabes que él tiene razón.
Esto te lo repites muchas, muchas veces. Tantas veces te has contado la misma historia que te has llegado a creer que tú no vales nada y que si él está contigo te está haciendo un gran favor, porque tú amiga no vales nada.
¿Te suena de algo estas reflexiones? Pues ya es hora de que abras los ojos y mires al problema de frente.
¡Tú eres una mujer maltratada! Y ningún hombre NUNCA tiene derecho a vejarte, a infravalorarte y menos aún a ponerte la mano encima.
¡Tú vales mucho! mucho más que esa escoria de ser humano al que has idealizado y tienes en un pedestal. Él no es más que un necio fracasado y cobarde que proyecta su propia frustración en ti y pretende hacerte culpable de fracasos que solamente son suyos.
Y no me digas que le sigues queriendo, que él va a cambiar, que no sabrías vivir sin él.
¡Basta!, basta ya de pretextos, de excusas!. Él es el maltratador y tú sencillamente la víctima.
No le justifiques, ni le protejas. No lo merece y él no va a cambiar. Ni tampoco te quiere, porque cuando se quiere de verdad a alguien se le intenta hacer feliz no amargarle la vida, como hace contigo.
No debes sentir vergüenza de confesarlo. Debes contarlo y denunciarlo. Solo así evitarás que tal vez mañana seas un número más de esa larga lista de mujeres que han muerto a manos de sus parejas.
Soy consciente de la dureza de mi carta, de que seguramente te estoy haciendo daño, pero es un daño necesario Mujer. Porque más vale llorar hoy por un amor perdido que hacer llorar a tus seres queridos por tu propia pérdida.
Amiga, Mujer, mírate al espejo. Reflexiona por favor, y sientes que algo de eso te pasa a ti, háblalo con alguien de tu confianza o acude a un Centro especializado donde atienden a las mujeres maltratadas.
Recuerda, que aunque no hayan huellas físicas de un maltrato, las huellas que quedan en el alma por un maltratos psicológico continuado, pueden ser indelebles.
Ojalá mi carta te llegue y te sirva de algo, Mujer.

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