lunes, 13 de agosto de 2007

Una Mujer que conoce la palabra de DIOS...


UNA MUJER QUE CONOCE LA PALABRA DE DIOS





Como el niño no crece sin la leche, tú no crecerás ni llegarás a ser una mujer virtuosa sin la Palabra de Dios, la Sagrada Biblia.
Mi propia vida es un testimonio del poder de la Palabra de Dios. Antes fui una persona acomplejada, negativa y víctima de mi temperamento melancólico hasta que la Palabra me cambió y agredida también. Y te cambiará a ti también. Serás transformada de una persona temerosa y con complejo de inferioridad a una mujer segura de sí misma que reconoce su valor como hija de Dios.
"Pero ¿Cómo?", me preguntas. "¿Es la Biblia un libro de magia?" No es mágico, pero sí es poderoso. David dijo: "De tus mandamientos (tu palabra) he adquirido inteligencia" Salmo 119:104.
"Hijo mío, está atento a mis palabras... guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que la hallan, y medicina a todo su cuerpo" Proverbios 4:20-22.
La palabra de Dios es vida a los muertos (así somos todos sin Él), es medicina al enfermo, es alimento al hambriento, es la espada del Espíritu para derrotar al enemigo, es la verdad que nos liberta de las cadenas de la ignorancia y es lumbrera a nuestro camino.
Entonces, ¿Cómo es que la Palabra de Dios transformará tu vida diaria? Primeramente, tienes que amarla y obedecerla. Santiago dice: "Sed hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores" Santiago 1:22. Cuando uno ama a Dios y es obediente a sus mandamientos, el siguiente paso es meditar en sus promesas, creerlas y confesarlas.
La clave es creer lo que dice Dios y no lo que siente uno. Hace varios años empecé a meditar en sus promesas de Dios acerca de la victoria personal. En vez de ser una persona negativa, desanimada y acomplejada, aprendí que "Dios... nos lleva siempre (no de vez en cuando) en triunfo en Cristo", 2 Corintios 2:14. También Él dice que "soy más que vencedora por medio de aquél (Cristo) que me amó "Romanos 8:37, y que "Todo lo puedo (yo) en Cristo que me fortalece" Filipenses 4:13.
Al principio mi mente me decía: "No es cierto, a veces tú vives en derrota y eres víctima de las circunstancias". Y tuve que luchar con este pensamiento y decir: "Sí, es cierto que soy más que vencedora y que siempre triunfo porque Dios lo dijo y Él no puede mentir". No sólo meditaba, sino también declaraba con mi boca y cada vez que lo decía, más lo creía y más lo experimentaba. Ahora cuando el diablo viene a sembrar pensamientos de fracaso, de duda, de inhabilidad, yo lo venzo por el poder de la Palabra de Dios.
Tú necesitas tener una lista de confesiones bíblicas sobre las cuales medites y las declares diariamente. Si eres una persona temerosa, empieza a declarar: "Jehová es mi pastor y nada me faltará... no temeré mal alguno porque tú estarás conmigo" Salmo 23:14.
Una mujer por excelencia no malgasta sus fuerzas temiendo la vejez, ni el cáncer, ni el perder a su marido. Ella se edifica con las promesas de Dios, no en el marido. Cualquier humano nos puede fallar, pero Él (Dios) dijo:"No te desampararé ni te dejaré" Hebreos 13:5. Medítalo, créelo y confiésalo.
Según los Psicólogos cristianos, el desánimo y la depresión son los problemas número uno de la mujer. Sin embargo, no tenemos que ser víctimas del pesimismo ni del desánimo si nos alimentamos de la Palabra de Dios. Podemos superar nuestros temores y complejos y ser mujeres por excelencia

DORIS.

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