sábado, 9 de febrero de 2008

ACOMPAÑAR..



Simplemente estar ahí, presente, al lado de quien te necesita.No es indispensable hablar, ni hacer algo especial.Lo importante es comunicar al otro que uno está unido con la alegría, o la tristeza;que está viviendo el ser querido. Lo que vale es respetar siempre el pedido, verbal osilencioso, latente o manifiesto de compañía o de soledad. Acompañar es intuir la carencia del otro:es cuidar, proteger, sin molestar o dañar. Es tarea de amigos, de amantes, de seres que sesostienen en la hermandad de los afectos.Es un servicio de lealtad Es un punto de contacto, más cerca de lossentimientos invisibles que de la mera proximidadfísica, ostensible. Se puede estar "cerca" de alguien.También es posible estar unidos por la distancia,pero próximos en el corazón. A veces los sentimientos se filtran por las fronterasinventadas por los mismos protagonistas. Acompañar no es pared sino puente, unión de almas. Existen paredes de vidrio, no visibles, que impidenla unidad de los sentimientos, que asfixian elsurgimiento generoso y espontáneo de la compasión. Hay proximidades que agobian y aíslan muchomás que la soledad misma. "Y qué le digo"?, preguntó alguien,temeroso de sus propias emociones ante el dolorde un conocido... "No digas nada, absolutamente nada", respondióla sensibilidad.Lo que importa es estar ahí en el momento justo. Tal vez no exista nada mejor que la elocuencia del silencio. En determinadas circunstancias, las palabrassólo consiguen incomunicar.Como se recuerda el sabor del vinoaún después que su olor se haya desvanecido,y que su copa haya desaparecido.

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