jueves, 28 de mayo de 2009
CUANDO EL ESTRES NOS QUITA LA PAZ
El estrés en muchas ocasiones acaba con los nervios de la gente,
En el espectáculo de inauguración de los Juegos Olímpicos de 1984, en Los Ángeles, California, se había planeado que Boomer, un águila calva, volara hacia el Coliseo al son de las notas del himno nacional estadounidense. Lamentablemente, Boomer, no pudo cumplir con su actuación. Tres días antes de que empezaran las olimpiadas, murió; dicen que la causa fue el estrés que le provocó la presión de la gente. Sabía cómo sobrevivir a los peligros e inclemencias del desierto, pero no a las tensiones de la civilización. Al igual que esta águila, nosotros vivimos constantemente momentos en los que nos sentimos asfixiados por la presión y el estrés.
El ritmo y la vertiginosa velocidad de la vida actual nos lleva muchas veces a sentir tal ansiedad y angustia, que las enfermedades físicas y emocionales proliferan. Para contrarrestar esto, cada día son más las opciones que aparecen para lograr la paz interior: técnicas de relajación, masajes y terapias alternativas, entre muchas otras.
Y qué decir de los libros sobre el estrés y su manejo que existen en el mercado, los cuales nos señalan lo que deberíamos hacer: serenarnos y tomar las cosas con mayor tranquilidad si queremos seguir gozando de buena salud. Sin embargo, ¿qué podemos hacer para manejar las difíciles circunstancias que están fuera de nuestro control y que al parecer, nada de lo que hagamos nos ayuda a salir de ellas?
La respuesta es muy sencilla, necesitamos, antes que nada, ver las dificultades como una oportunidad para cambiar. El cambio nos da temor, pero es necesario para encontrar una forma de vivir mejor. Dado ese primer paso, continúa con lo siguiente:
Deshazte de la carga que no necesitas. Parte de esa “carga adicional” pueden ser situaciones negativas que hemos acumulado, como una relación destructiva, deudas, compromisos, obsesión por el dinero, hábitos negativos. Se trata de cosas a las que nos aferramos y que lamentablemente nos están hundiendo.
Ocúpate de las cosas que de verdad importan. Con todas las presiones que se viven, nos olvidamos de nuestros seres queridos. Poco a poco los dejamos en los rincones de nuestra vida, los convertimos en simples fuentes de información, transporte, dinero o servicios. Y en realidad, son lo más valioso que tenemos.
Acércate a tu lado espiritual. Resulta común que en los momentos difíciles, nos confundamos y tengamos incertidumbre. Algo que puede ayudarnos para encontrar paz y serenidad, es reflexionar y poner en práctica el autocontrol. A través de la oración puedes poner en orden tus ideas y tu espíritu. Si la carga parece demasiado pesada, lo mejor es no llevarla solo.
Vuelve a una rutina saludable. Cuando no descansamos, perdemos el sueño y dejamos de comer, comenzamos a hundirnos. Necesitamos mantenernos fuertes tanto en los días soleados como en las tormentas. Lleva una dieta equilibrada y practica, por lo menos, treinta minutos de caminata diaria a la semana o cualquier otro ejercicio o deporte que prefieras.
Consiéntete un poco. Trata de realizar alguna actividad o pasatiempo que te agrade por lo menos una vez a la semana como: tomar un café con tus amigas, darte un buen masaje de relajación, leer un buen libro, ir al cine, al teatro o por qué no, inscribirte a clases de baile de salón.
Los problemas y circunstancias difíciles, aunque son parte de la vida, no llegan por casualidad, sino porque hemos perdido el equilibrio en nuestras prioridades. Son una señal muy clara de que necesitamos buscar la paz interna.
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