Desde que he tengo memoria, y miren que mi cerebro esta muy dañado (de tanto pensar aclaro), siempre me han gustado toda clase de salidas, es decir, esas escapadas que nos damos de nuestra vida tan rutinaria y stressada.
Pues resulta que en mi nuevo job tuve la fortuna (o infortunada imposición) de asistir a un "seminario" sobre encuestas políticas y no se que otras cosas, total que el curso duraría un día y medio, me entusiasme mucho ya que por fin iba a salir de mi rutinaria vida laboral, aunque sea tantito a respirar otros aires y tal vez a darme un buen "taco di ojo". La noticia fue breve, aunque si con un gran ritual.
Eran como eso de las 12:30 horas de la tarde y yo tenía un gran debate; no sabía si hacer agua de mango o de jamaica, o mejor aprovechar mi tiempo para revisar mi mail, de repente sonó el teléfono comunitario que tenemos, como tienen una pantallita maravillosa que te informa quién te llama, vi que era mi jefecita (no mi mamá, sino más bien mi patrona) y me pregunte qué querrá a esta hora, descolgué el teléfono y con voz sutil y respetuosa dije: "si, bueno?",
ella solo se limitó a decirme: "ESDRÚJULO puedes venir a mi oficina, por favor", y sin pensarlo acudí cual rayo veloz, dentro de mi volaron veinte mil ideas a la vez tratando de averiguar porque me llamaría a mí, si tan solo soy un humilde empleado (aún no asalariado).
Al llegar a "su oficina", como todo buen obrero caballeroso me quite el sombrero y la grasa de mis manos, toque la puerta (aunque estaba abierta) y pregunte si podría entrar. Acto seguido me acomode en una de las sillas que tiene frente a su escritorio y me dispuse a aceptar toda culpa y todo regaño, aunque no me lo mereciera, por que si bien, no he trabajado arduamente como en mis buenos tiempos, la culpa no ha sido totalmente mía, eso de no tener computadora es muy incómodo, ni modo que haga un reporte con mi bonita letra.
Cuando comenzó a hablar, mi incertidumbre se fue calmando y mis nervios poco a poco recuperaron su tamaño original al igual que mis latidos, aunque he de confesar que fue solo por unos instantes, ya que mientras ella hablaba, jugueteaba con sus manos todo lo que tocaba,
era impresionante la cantidad de movimientos que hizo, dobló como unos veinte clips, la extensión del teléfono lo dejó peor que lazo de cochino, realizó como mil cuarenta rayones en un pos-it, a la par se hizo y deshizo unos chinos con su cabello, todo esto en tan solo cinco u ocho minutos que estuve ahí (no aguante más), en verdad estaba nuevamente con los nervios de punta, con ganas de amarrarla a la silla o de poner le una camisa de fuerza.
Total que me había llamado para "informarme" que me "habían escogido" para asistir a una maravillosa conferencia, me entusiasme por el hecho de haberme tomado en cuenta, dentro de mi sentí una gran entusiasmo y gratitud, pero todo eso se vino abajo cuando me dijo que "teníamos que ocupar los lugares" que se habían asignado o comprado (eso si ya no me entere, si se los vendieron o se los "donaron" como miembros honorarios), de pronto todo ese buen sentimiento se convirtió en una gran ira y frustración (todo aunado a mi nerviosismo recién adquirido),
la última vez que me llevaron de acarreado fue por mi propia voluntad, fue por salvar a los "uchus" de no se que sierra y además me pagaron. Aunque después lo pensé mejor y recapacite, me dije: a fin de cuentas era una salida, iban a dar galletas, café y chescos free, pues a aprovechar.
Claro aun no sabía la de aventuras que me sucederían en ese evento tan majestuoso, que ya habrá espacio para contárselos.
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