Es bien característico del ser humano rechazar el dolor y apegarse al placer. Cuando tenemos experiencias desagradables queremos que las mismas pasen pronto y lo contrario sucede cuando tenemos experiencias placenteras, queremos que duren toda la vida.
Ambas vienen y se van, no son permanentes. Todo empieza y termina. Viene el día y luego la noche, alegría y tristeza, dolor y placer, vienen y se van...Lo único que permanece eres tu, el observador, tu ser real. Pero nos identificamos con el dolor y creemos que somos el dolor, el placer, la ira, o la tristeza...
En la actual conyuntura que atraviesa nuestro país, es fundamental tener presente que todo lo que estamos viviendo pasará. Todo es transitorio.
Sencillamente observa con la conciencia que, lo que sea, pasará. Por lo tanto ya no te afectará, no te quitará el sueño, ne te preocuparás creyendo que durará para siempre.
Sólo por un instante trata de ser el testigo...sin aferrarte a ningún momento porque es hermoso, ni alejarte porque es desagradable...
Encuentra tu lugar desde el que puedes observar todos estos fenómenos cambiantes siempre teniendo presente que, tanto si te gustan como no, todo PASARÁ...
Con verdad, simplicidad y amor
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