sábado, 14 de noviembre de 2009

CUÁNTO VALE UNA MUJER?




Cuánto valgo yo? Esta es una pregunta común entre las jóvenes de Guinea Ecuatorial, un pequeño país del África occidental, el único del continente de habla castellana. La tradición estableció la "dote", una vieja costumbre española de ofrecer regalos simbólicos a los padres y hermanos de la novia que hacía la familia del novio para establecer el compromiso matrimonial. Esta costumbre, con sus razgos de romanticismo y caballerocidad ha ido corrompiéndose hasta llegar a estos días, cuando se llega a pagar dos millones de francos por la mujer que se desea desposar.

Esta es la historia de Ana Miaga Nguere de Mba. Anita, para los más allegados. Una mujer de gran carácter, presidenta de las mujeres de la Iglesia Reformada-Presbiteriana de Guinea Ecuatorial. Ana nos dice: "Mi madre quería que yo me casara con un pastor, pues nuestra familia es cristiana. Hizo arreglos con una amiga de la Iglesia que tenía un hijo estudiando en el Seminario en Camerúm. Yo no conocía al hombre ni él me conocía a mí. Un dia, al regresar de unas vacaciones del colegio, mi madre me dijo que ya había hecho los arreglos para que me casara con el hijo de su amiga y ya había sido pagada la dote. Me llevaron a conocer a mi futuro marido y al verlo, no me gustó. El si se enamoró de mí y a pesar de mi oposición, el matrimonio se efectuó.

Ana confiesa su gran choque emocional cuando su marido intentó consumar el matrimonio. "A mis quince años no tenía ninguna experiencia sexual ni ninguna instrucción previa. Yo no quería hacerlo y el me golpeó y me obligó a acceder a tener relaciones.

Esta primera experiencia traumatizó a Ana. Desde el principio quizo deshacerse de ese hombre. El le pegaba continuamente para obligarla a tener relaciones íntimas. Así tuvieron tres hijos. Ana oraba contínuamente a Dios para librarse de aquel hombre que la maltrataba.

El marido es enviado a Buenos Aires a completar estudios y Ana lo acompaña, dejando a sus hijos en su casa materna.. Allí descubre algo que cambiará su vida. Había sido constantemente advertida que la esposa de un pastor no puede divorciarse, pues si lo hace su marido perderá su trabajo y siendo ella de una familia cristiana se sentía obligada a soportar la situación. Pero, en la capital de Argentina encuentra a esposas de pastores divorciadas, a pastores trabajando en sus iglesias a pesar de haberse casado dos veces. En oración constante a Dios, presenta su situación a las autoridades del Seminario donde su esposo estudiaba mientras ella seguía la carrera de enfermería en la Universidad de Salvador, en Buenos Aíres. "Las mismas autoridades de la Facultad se dieron cuenta del problema y ellos nos separaron: yo fui a vivir a la residencia de las mujeres solteras y él se quedó en el internado masculino."

Al terminar el esposo los estudios en Argentina regresan a Guinea Ecuatorial. Ana pide el divorcio. Para hacerlo, según la ley de su país, debe devolver la dote. Así lo hizo, gracias a que la dote que pagaron por ella fue pequeña y pudo hacerlo con relativa facilidad. Pero los hijos se quedan con el padre. La ley civil le da ese derecho y Ana se queda sola.

Por muchos años Ana continúa sola. No quiere nada con los hombres. Su marca sicológica perdura. Pero la vida continúa. Su participación en la Iglesia es cada vez mayor. Pero.... su antigüo marido la persigue, quiere que vuelva con él.

Se viven tiempos difíciles. Una dictadura es dueña del país. Los derechos humanos y la justicia están seriamente deteriorados. Anita es denunciada por supuestos delitos políticos. Anita va a la cárcel. Por más de dos años nuestra protagonista vive entre rejas. Se imaginan los lectores quién denunció a Anita? Si, el frustrado marido presentó falsos cargos que le costaron dos años de encierro.

En 1979 Guinea Ecuatorial cambia de gobierno. Los hijos de Ana vuelven de Camerúm y a partir de ese momento viven con ella. La vida continúa. Sus responsabilidades con líder de su Iglesia se acrecientan. ....Y comienzan las presiones.

....No debes permanecer sin marido...... Una mujer líder debe tener marido....... Busca un marido que te acompañe..... La sociedad quiere imponer sus normas. La sociedad no le deja vivir su vida, junto con sus hijos. Y Ana ora. Ora a Dios pidiendo su ayuda. Pide a Dios su guia para encontrar un nuevo marido. Ora, con paciencia espera en Dios.

Y Anita encuentra un nuevo marido. "Dios me ayudó a encontrar un marido que me quiere mucho y yo lo quiero a él. Pero me casé sin dote, yo puedo ayudar económicamente a mis hermanos, pero no acepté que se pagara dote, por la mala experiencia que viví en mi primer matrimonio."

Tenemos un final feliz. Un romántico final feliz. Ahora Ana vive en paz y armonía con su marido, aquel que escogió por amor y a quien se entregó sin ninguna presión económica ni social. Ana tiene un mensaje para las mujeres del tercer mundo. No solo para aquellas que aún sufren la afrenta de "la dote", que las esclaviza, sino para todas las mujeres de sufren por diversas causas. Oigamos a Ana: "Muchas veces las cosas no se resuelven cuando las queremos nosotras, sino que tenemos que esperar hasta que Dios te de el momento de resolver el problema y siempre hay que pedir a Dios en oración, y esperar con paciencia."

Terminamos preguntando a nuestra hermana sobre la posición de la Iglesia Reformada de Guinea Ecuatorial (que sólo admite a las mujeres al Diaconado y al Consistorio, pero no al Ministerio de la Palabra y Sacramentos) sobre la dote. "La Iglesia está muy ligada a las costumbres de la sociedad nuestra," contesta, "tanto es así que las hijas de los cristianos para casarse tienen que recibir la dote de sus futuros esposos. Los pastores exigen dote para permitir que sus hijas se casen. Sin embargo, la Sociedad de Mujeres, cada vez que tiene la oportunidad, insiste en que termine esa costumbre. No se puede estar comprando a las mujeres y no se puede vender a nuestras propias hijas. Tenemos que romper esas cadenas injustas que oprimen a nuestras mujeres. Esperamos que tarde o temprano la Iglesia tendrá que reaccionar. Seguimos trabajando y orando por que eso suceda pronto."

Crónica preparada por Epifanio Márquez - Venezuela.

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