Llegar a los 30 años no sólo significa dar un paso hacia la madurez, como muchas mujeres piensan erróneamente, pues además de que la vida representa un proceso de aprendizaje continuo, es en esta edad cuando se definen muchas de las etapas en la existencia de cualquier dama.
Desde el aspecto físico, psicológico, económico y laboral, entre muchos otros, cumplir 30 años y adentrarse en esa década se traduce en la cúspide de la evolución y la madurez emocional de las mujeres.
En este punto, los esquemas, las expectativas y la experiencia misma definen y refuerzan los propósitos personales y el camino a seguir, sin importar los cambios que de ello deriven.
Relevancia
La importancia de llegar a los 30 tiene que ver con la autonomía y coherencia en las decisiones, acciones y responsabilidades que una mujer toma y que moldean el ritmo de vida y los planes que se tienen para el futuro.
La psicóloga Diana Quant dice que el sistema de creencias forma parte integral de la personalidad y madurez de las mujeres, por lo que es importante evaluar en cada momento el ser, en vez del tener, así como los siguientes pasos a dar.
De este modo, la experiencia que una mujer ha adquirido con los años juega un papel crucial, pues le permite distinguir qué cosas le satisfacen personalmente, cuáles no, cuáles le molestan, qué la hace feliz y cuáles no está dispuesta a hacer sin sentir culpa con respecto a su individualidad, su sexualidad, una pareja, una profesión, un trabajo o su familia.
El psicólogo Jaime Ponce explica que la preparación y los logros acumulados le permiten a la mujer reforzar su seguridad y autoestima en esta etapa de la vida.
“Todo el conocimiento que una mujer ha tenido en años anteriores forman parte de su propia evolución y le sirve para enfrentar sus miedos, plantearse metas y ser más productiva en los 30”, señala.
Florecimiento
Así, esta nueva faceta implica plenitud en todas las áreas posibles, pues los 30 son un buen momento para empezar a cuidarse en función de la salud, disfrutar del éxito y desarrollo profesional o tener una pareja.
Por ello hay que reflexionar acerca de la actitud que se tiene frente a la edad.
“Es el amor propio el que obliga a una mujer a buscar una mejor calidad de vida”, dice Ponce, por lo que si en este momento no se trabaja para alcanzar la plenitud, no se puede esperar a serlo más adelante.
Desde el aspecto físico, psicológico, económico y laboral, entre muchos otros, cumplir 30 años y adentrarse en esa década se traduce en la cúspide de la evolución y la madurez emocional de las mujeres.
En este punto, los esquemas, las expectativas y la experiencia misma definen y refuerzan los propósitos personales y el camino a seguir, sin importar los cambios que de ello deriven.
Relevancia
La importancia de llegar a los 30 tiene que ver con la autonomía y coherencia en las decisiones, acciones y responsabilidades que una mujer toma y que moldean el ritmo de vida y los planes que se tienen para el futuro.
La psicóloga Diana Quant dice que el sistema de creencias forma parte integral de la personalidad y madurez de las mujeres, por lo que es importante evaluar en cada momento el ser, en vez del tener, así como los siguientes pasos a dar.
De este modo, la experiencia que una mujer ha adquirido con los años juega un papel crucial, pues le permite distinguir qué cosas le satisfacen personalmente, cuáles no, cuáles le molestan, qué la hace feliz y cuáles no está dispuesta a hacer sin sentir culpa con respecto a su individualidad, su sexualidad, una pareja, una profesión, un trabajo o su familia.
El psicólogo Jaime Ponce explica que la preparación y los logros acumulados le permiten a la mujer reforzar su seguridad y autoestima en esta etapa de la vida.
“Todo el conocimiento que una mujer ha tenido en años anteriores forman parte de su propia evolución y le sirve para enfrentar sus miedos, plantearse metas y ser más productiva en los 30”, señala.
Florecimiento
Así, esta nueva faceta implica plenitud en todas las áreas posibles, pues los 30 son un buen momento para empezar a cuidarse en función de la salud, disfrutar del éxito y desarrollo profesional o tener una pareja.
Por ello hay que reflexionar acerca de la actitud que se tiene frente a la edad.
“Es el amor propio el que obliga a una mujer a buscar una mejor calidad de vida”, dice Ponce, por lo que si en este momento no se trabaja para alcanzar la plenitud, no se puede esperar a serlo más adelante.
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