Aprende a ser responsable
De tu vida y de tus sentimientos. Tú eres la única responsable de los resultados que obtienes, ya que estos son para ti. Si tú no haces nada por ti misma ¿Cómo esperas que otros vengan a hacerlo por ti, cuando los resultados encima no son para ellos?
Coge las riendas de tu vida, sin esperar a que otros vengan a animarte o ayudarte. Tú eres la única que puedes motivarte. Sí, claro que puedes pedir ayuda, pero es posible que no te la den y eso no debe detenerte. Utiliza los recursos que tengas en tu mano y los que no, lucha por crearlos.
Ser asertivo y poner límites (no cedas al chantaje emocional)
Al ser tú la única responsable de tus resultados, no debes permitir que otras personas abusen de tu buena voluntad. Hay muchas veces que decimos sí cuando realmente queremos decir no. Aprende a decir no de buenas maneras cuando realmente no quieras o no puedas hacerte cargo de lo que te piden.
Por otro lado haciendo esto, evitarás luego esas decepciones que no sirven para nada, como cuando esperas que la persona a la que ayudaste, te ayude a ti y no lo hace. No te servirá de nada patalear y sentirte mal. Podrás pensar que es mala persona y lo que quieras, pero con eso no vas a conseguir nada, perderás tu tiempo y tus energías.
No permitas que cualquiera pueda hacerte perder los estribos, y menos cualquier desconocido.
Para seguir adelante te basta con tu persona
El apego a las cosas materiales y el miedo a perderlas te puede limitar más de lo que crees.
Las cosas materiales aquí se quedan, y aunque te sirvan para disfrutar y te guste tenerlas, pero para seguir adelante y continuar con tu vida, no las necesitas. Lo que sí necesitas es tu mente y tu cuerpo.
Tenerlas está bien, pero no tengas miedo a perderlas, siempre se puede volver a empezar. Mientras tengas vida puedes seguir luchando.
Tomar decisiones desde la tranquilidad
Cuando estés enfadada o nerviosa no tomes decisiones, espera a que se te pase el enfado. En caliente las decisiones nunca son acertadas. La ira y el rencor son malos consejeros y te sientan mal.
Ya verás que cuando tomas decisiones en frío y desde la tranquilidad, tomas las mejores y todo tiende a salirte mejor. Saldrás adelante por ti misma.
No olvides estos cuatro puntos y conseguirás liberarte de las dependencias a las cosas y a los demás. Las dependencias son un gran freno para conseguir tus metas, mientras lo sigas permitiendo.
De tu vida y de tus sentimientos. Tú eres la única responsable de los resultados que obtienes, ya que estos son para ti. Si tú no haces nada por ti misma ¿Cómo esperas que otros vengan a hacerlo por ti, cuando los resultados encima no son para ellos?
Coge las riendas de tu vida, sin esperar a que otros vengan a animarte o ayudarte. Tú eres la única que puedes motivarte. Sí, claro que puedes pedir ayuda, pero es posible que no te la den y eso no debe detenerte. Utiliza los recursos que tengas en tu mano y los que no, lucha por crearlos.
Ser asertivo y poner límites (no cedas al chantaje emocional)
Al ser tú la única responsable de tus resultados, no debes permitir que otras personas abusen de tu buena voluntad. Hay muchas veces que decimos sí cuando realmente queremos decir no. Aprende a decir no de buenas maneras cuando realmente no quieras o no puedas hacerte cargo de lo que te piden.
Por otro lado haciendo esto, evitarás luego esas decepciones que no sirven para nada, como cuando esperas que la persona a la que ayudaste, te ayude a ti y no lo hace. No te servirá de nada patalear y sentirte mal. Podrás pensar que es mala persona y lo que quieras, pero con eso no vas a conseguir nada, perderás tu tiempo y tus energías.
No permitas que cualquiera pueda hacerte perder los estribos, y menos cualquier desconocido.
Para seguir adelante te basta con tu persona
El apego a las cosas materiales y el miedo a perderlas te puede limitar más de lo que crees.
Las cosas materiales aquí se quedan, y aunque te sirvan para disfrutar y te guste tenerlas, pero para seguir adelante y continuar con tu vida, no las necesitas. Lo que sí necesitas es tu mente y tu cuerpo.
Tenerlas está bien, pero no tengas miedo a perderlas, siempre se puede volver a empezar. Mientras tengas vida puedes seguir luchando.
Tomar decisiones desde la tranquilidad
Cuando estés enfadada o nerviosa no tomes decisiones, espera a que se te pase el enfado. En caliente las decisiones nunca son acertadas. La ira y el rencor son malos consejeros y te sientan mal.
Ya verás que cuando tomas decisiones en frío y desde la tranquilidad, tomas las mejores y todo tiende a salirte mejor. Saldrás adelante por ti misma.
No olvides estos cuatro puntos y conseguirás liberarte de las dependencias a las cosas y a los demás. Las dependencias son un gran freno para conseguir tus metas, mientras lo sigas permitiendo.
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