viernes, 8 de abril de 2011

CUANDO EL AMOR SE ACABA

Hay una canción de Alejandro Fernández que habla sobre un amor que no se le cuida y la persona acepta tristemente que se dedicó a perder a ese ser querido. Sin embargo, tenemos que dejar en claro la diferencia entre estar enamorados, romance y amor.

La diferencia de los términos es la que permite que la infidelidad aparezca en una relación. Los adolescentes se enamoran, viven el romanticismo y si se desenamoran adiós y venga el próximo. El amor es un sentimiento más maduro que requiere de compromiso.

Amar tiene que ver con dar placer, comodidad, paz y seguridad de tener al otro y que el otro la tenga. Estar enamorado y el romance tienen que ver con ansiedad, dolor y excitación por recibir. El romance es un período corto del matrimonio: Es la pasión que quema, el dar la vida por el otro a lo Romeo y Julieta.

Ese período hace de la relación algo especial, el problema es que cuando desaparece esta flama se cree que hay que crear una nueva situación para revivirla. No hay que revivirla hay que traerla de vuelta dice el autor Frank Pittman.

Los grandes romances no son perpetuos, pero qué buena manera de empezar una relación. Duele decirlo, pero entre más intenso el romance inicial, más duele el final del mismo y de allí que se inicie la letanía de “tú ya no eres la misma (o el mismo) de antes” y viceversa. Este grupo de personas está enamorada del amor y no de la otra persona. Cuando alguien se enamora de la otra persona tiene más probabilidades de ver la realidad que aparece cuando el romance se enfría.

Los enamorados del amor o los adictos al mismo se sienten enojados y traicionados cuando no lo consiguen y van de una relación a la otra que los haga sentir nuevos, frescos, vivos y especiales. Alguien que mantenga el peligro, la desorientación y lo excitante para siempre. Discúlpenme, pero esto sólo lo experimentan los adultos ilusos y los niños.



Cuando esto ocurre dentro de un matrimonio, ya se imaginan lo que pasa. Culpan a su pareja, sienten odio hacia ella, le exigen lo que no podrán recibir. No son realistas, viven una fantasía eterna y con muchas frustraciones continuas por no encontrar ese romance recíproco.

Algunas personas se engañan y quieren hacer creer a los demás que el amor se acabó y que por tal razón apareció la tercera persona en discordia además. Caen con el o la amiga que los escucha, ya que muchas relaciones extramaritales se inician con amistades, y con quienes se siente la persona cómoda. Lo triste es que la amistad se sexualiza (si el término me lo permiten) porque no aceptan la posibilidad de manejar una relación con el género opuesto o complementario.

La mayoría de las veces ese encuentro sexual inicial, lleva a otros encuentros que lo único que promueven es aumentar el vínculo entre esta pareja de infieles, pero que la mayoría de las veces ni siquiera provee de una mejor relación sexual que la que tenían en casa. Es más, ni siquiera existe un patrón como para decir este o ésta será el objetivo de la infidelidad. Si el esposo (a) es lindo el o la amante es feo (a), si el esposo es educado se buscan alguien con mucha menos preparación, si es que tiene alguna; si la esposa es ama de casa, se buscan una profesional; si el esposo es exitoso, se buscan un don nadie.

Parece que lo que se busca es la diferencia que hay entre la pareja y el o la amante más que las características de superioridad.

La dimensión de la diferencia entre la esposa y la amante o el esposo y el amante indica el problema en sí; de allí que la infidelidad ocurra y se crea que la cura la tiene la relación extramatrimonial.

También se ha encontrado que la tercera persona puede cumplir con alguna fantasía sexual prohibida, la fantasía es tal que nadie más puede entender cómo “Mengano dejó a Sutana por semejante desastre”. Sólo entenderíamos si pudiéramos ver a través de los ojos de quien sufre la fantasía.


Las relaciones extramatrimoniales son en ocasiones alternativas al matrimonio. Son intentos de salir de un matrimonio con un socio o socia. Hay personas que no pueden tolerar vivir sin una pareja. No importa si esa persona sea sexualmente adecuada o no, lo importante es que está disponible para el siguiente escape.

Incluso él o la amante puede que no sea una alternativa a la relación, sólo un suplemento, quieren un amigo o amiga para que les de lo que no reciben en casa.

Y aquí volvemos a lo mencionado anteriormente: Hay gente que confunde la amistad, y por enredarla con relaciones sexuales se pierde el propósito de la misma.

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