martes, 4 de septiembre de 2012

VIVE CON LA EMOCION DE SER MUJER



Las mujeres siempre estamos llenas de sueños, ilusiones, pasiones y esperanzas…
Hay que reconocer que también nos llevamos muchos disgustos, desilusiones y quebrantos del corazón…
Ser mujer es emocionante, cada día está llena de nuevas oportunidades, aprendemos de todas nuestras experiencias, crecemos, maduramos y aprendemos a valorarnos más por lo que somos, mujeres valiosas.
 Tenemos nuevos sueños, nuevas emociones y nuevas decepciones… pero aun con todo estas sensaciones sabemos seguir adelante, aprendemos de nuestros errores, nos equivocamos menos, sabemos amar, ya no acaban con nuestra vida, hacemos frente a los malos amores y sabemos que no podemos cambiar a las personas, lo cual no nos importa porque lo que vale es que nosotras sí que podemos cambiar.
¡Podemos cambiar y ser mejores todavía!
Claro que sí, como todas las cosas de la vida, cambian los gustos, la manera de ver las cosas, escogemos mejor, nos equivocamos menos, amamos más, lloramos menos, reímos más, soñamos más y también hacemos esos sueños realidades.
Lo que no podemos cambiar, lo dejamos; ya no luchamos contra la corriente, seguimos adelante con todos nuestros aciertos y errores porque sólo así vamos aprendiendo a convivir con todos los cambios que año tras año vemos en nuestras vidas.
-Y es que todo puede cambiar, pero lo nunca cambiará serán nuestros sueños, ilusiones y metas-
Y eso es la vida, un constante cambio, un año se va con todas sus tristezas y alegrías, pero viene otro para hacerlo como mejor nos parezca, cada año es una enseñanza, cada caída un aprendizaje y cada amor una nueva ilusión.
Nunca dejes al azar tu destino, busca el amor, busca a las personas que de alguna manera ya son parte de tu vida. Se feliz, completamente feliz, porque a la hora de la verdad es lo único que importa.
Perdona y serás perdonada, eso está escrito y también el perdón te hace libre. Que los demás no lo hagan es algo que no te debe importar, lo valioso está dentro de ti, de tu corazón y allí sólo mandas tú.

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