miércoles, 1 de mayo de 2013
COMO SER BELLAS SIN SUFRIR
La mayoría de las mujeres desean verse bellas, ¿pero cuánto están dispuestas a sufrir para conseguirlo?
¿Hay mujeres dispuestas a desfigurarse o a morir para conseguir esa ansiada belleza? Sí, las hay. Desafortunadamente, las mujeres llevan sufriendo durante siglos para conseguir una belleza que… ya poseen.
En CHINA, durante casi mil años, las mujeres se han “atado los pies” (se prohibió en 1949).
El propósito de atarse los pies era romper el arco del pie, curvándolo hacia dentro y conseguir que el pie midiese entre 7 y 10 cm… Los pies deformados eran considerados eróticos y bellos, pero las mujeres apenas podían caminar, era muy doloroso y las uñas crecían hacia dentro, causando infecciones que muchas veces las mataban.
En el OCCIDENTE, desde el s. XVI hasta el s.XVIII, las mujeres usaban un corsé para conseguir una forma deseable.
El efecto del corsé era que disminuía el tamaño de la cintura (el récord fue conseguir 33cm), pero las costillas se juntaban, los órganos internos se comprimían, la capacidad pulmonar disminuía (causaba una tos persistente), el hígado se empujaba hacia arriba y el estómago se hacía más pequeño causando ardores e indigestión. Las mujeres no podían correr ni esforzarse demasiado y por supuesto, sufrían constantes mareos y desmayos… por eso eran consideradas “criaturas endebles.”
La tribu KAYAH (Birmania, Mongolia, Tailandia) es famosa por sus mujeres, que todavía hoy intentan alargarse el cuello lo máximo posible con anillos.
Las llaman “mujeres jirafa”, y aunque ellas lo consideran hermoso, es muy incómodo y les atrofia los músculos del cuello. Antiguamente, si cometían adulterio, las castigaban quitándoles los anillos… y ellas se desnucaban (o si no debían vivir recostadas o sujetándose el cuello con las manos).
En la EDAD MEDIA, la palidez en las mujeres era tan deseada, que incluso se hacían cortes y se desangraban para conseguirlo.
En el RENACIMIENTO, las mujeres se depilaban varios centímetros de la línea del pelo (donde va el flequillo), para conseguir una frente prominente.
DESDE LA ANTIGÜEDAD hasta hace muy poco, la mujer hermosa era la que conseguía ser rellenita y curvilínea.
Parece que la mujer nunca se ha sentido feliz con su cuerpo…
Hoy día los tacones nos destrozan la columna y nos deforman los pies, arriesgamos la vida tomando el sol para conseguir el moreno perfecto y nos sentimos asqueadas con nuestro vientre redondeado y nuestras curvas suaves.
Quizás la mayoría no sucumbamos a la anorexia, a los implantes de pecho, a las liposucciones, los liftings o a otras prácticas extremas… pero el sólo hecho de sentirnos TRISTES porque somos demasiado gordas, demasiado flacas, demasiado pálidas o demasiado morenas es una verdadera lástima.
Es bueno llevar una vida saludable, pero no nos dejemos llevar por modas pasajeras que sólo intentan amargarnos la vida y convertirnos en algo que no somos. Alcemos la cabeza con orgullo y aceptemos con alegría nuestro cuerpo de mujer… y recuerda: una mujer cuya sonrisa es amplia y cuya expresión es alegre es una mujer siempre bella.
Para ser bella sin sufrir, sonríe y acéptate a ti misma tal como eres: bellísima.
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