miércoles, 22 de mayo de 2013

ROMPAMOS EL CIRCULO




Pareciera que las mujeres estuviéramos destinadas a sufrir, muchas veces por abusos y maltratos. Algunas sentimos que no hay escapatoria, que nuestro propio y horrible pasado es el que nos retiene día a día sin poder avanzar.

Las decisiones o indecisiones del ayer nos retienen, nos llevan a aguantar maltratos y situaciones de profundo dolor. Pero es hora de reconocer que si hay una salida, es tomando la decisión ahora. Por muy difícil que sea, rompamos el círculo ahora. Es el momento.

Muchas de nosotras hemos crecido bajo la sombra de una madre que fue abusada, maltratada, anulada… Pero, ¿acaso nosotras tenemos que vivir el mismo patrón? ¿Acaso no podemos utilizar la lógica y el sentido común? ¿No deberíamos mantener presente lo que sufrimos y lo que se siente vivir en un hogar hostil para no condenar a nuestros hijos a lo mismo? Incluso nosotras mismas que una vez lo experimentamos en carne propia, sabemos lo que es vivir el abuso y el maltrato, ¿por qué nos quedamos en una relación abusiva? ¿No deberíamos ser las primeras en romper el círculo?

Se dice que las mujeres que crecieron viendo abuso, maltrato en todas sus dimensiones, abandono, infidelidades, aprendieron de la madre que se debe perdonar y obedecer al hombre, porque “esa es tu cruz y debes llevarla hasta el final”, ¿al final de qué? ¿De tu vida? ¿O será el final de nuestras obligaciones para con nosotras mismas? Los ejemplos buenos o malos que se viven en nuestra infancia siempre son de mucha utilidad, por un lado si son malos, para no imitarlos, para no hacer de nuestros hijos aquella niña triste y cabizbaja que fuimos nosotras, y si son buenos, para seguirlos al pie de la letra y hacer de nuestros hijos la misma niña feliz y llena de ilusiones que una vez fuimos.

Te pregunto mujer:

Si una vez viste en tu padre al macho déspota y salvaje que hizo callar con un grito, vociferando humillaciones, insultos y desprecios sin ninguna consideración hacia sus hijos y mucho menos hacia su esposa, si te dolió, si sufriste, si te sentiste menos que nada, ¿por qué entonces te aferras a un hombre que te hace sufrir lo mismo? Mira la otra cara de la moneda, viviste y creciste en un hogar de amor y de entrega de ambos padres,  ¿por qué entonces permites que un desconocido profane esa felicidad y más aun la felicidad de tus hijos? Nos encontramos diariamente con mujeres que se quejan y sufren y lloran cada vez que hablan de los abusos de su pareja, mas aun con mujeres que han sido abandonadas, por no decir liberadas, del yugo maltratador, porque se le ocurrió al macho que era buena idea ir en busca de una nueva “victima” y aun después de experimentar la paz y la tranquilidad están siempre pensando que “algún día volverá”. ¿Volver para que? ¿Para que termine su obra de destrucción emocional, no sólo en la mujer, sino también en sus hijos?

Muchas veces al salir de un hogar de abusos por parte de nuestros progenitores, vamos directas a continuar el círculo, no importa si vimos o no señales de no estar con la pareja adecuada, lo importante es salir del círculo vicioso. ¿Pero qué pasa? La niña que creció en un hogar en el que producían abusos, aunque sólo fuese contra la madre, al hacerse mayor va directa hacia un matrimonio abusivo.

Las excusas sobran, “crecí en un hogar de abusos”, “estoy con él por mis hijos”, ¿por tus hijos? ¿Y tú? ¿Seguiremos en ese círculo sin importarnos, sin pensar ni recordar nuestros sueños de una vida sin gritos y sin abusos? ¡YO TE DIGO QUE NO! Porque muchas cosas, entre ellas el matrimonio, las hacemos porque son “una obligación” ante una sociedad. ¿Pero acaso no eres tú y tus hijos parte de esa sociedad?  ¿Acaso la sociedad no necesita de mujeres “enteras”, física y emocionalmente hablando? Te quedas en ese matrimonio por el qué dirán, ¿pero qué dices tu aparte de “ay” cuando te golpean? ¿Qué dice la gente menuda, tus hijos, cuando te dan un golpe o cuando los hacen callar?

Que me perdone el hombre, porque hay muchos buenos, entregados, fieles, amantes de sus hijos y de sus esposas; Dios bendiga sus corazones nobles, pero hay muchos, más de lo que nos imaginamos, que dicen que no pueden vivir sin la mujer, controversialmente la mujer tampoco puede vivir con ellos. Mujer, déjalo ir, no sólo de tu vida, porque de tu vida ya se fue, déjalo ir de tus lamentos y sufrimientos, déjalo ir de tus intentos por hacer que vuelva, mándalo de regreso por donde vino cuando intente volver, porque detrás de un perdón, viene otro, y otro, ya lo has experimentado muchas veces creyendo en sus promesas de cambio, levántate estoicamente y piensa que no tienes que obedecer más a las enseñanzas de tu señora madre, a las enseñanzas que aprendiste a gritos y golpes, no porque no la respetes, es que ya no eres la niña de antaño que tomaba lo que le pudieran dar incluyendo una familia de lagrimas, gritos y dolor.

Eres ahora la madre criando y enseñando a las nuevas generaciones, eres ahora una mujer con sueños, anhelos y proyectos, ¿te abandonaron con tus hijos? ¿Y qué? Lo más seguro es que ese hombre no te merecía, no merecía el respeto; el amor, el calor de hogar que hoy por hoy hay, es todito para ti y tus hijos. ¿No puedes vivir sin él? ¡APRENDE! ¿Acaso no sabías vivir sin él antes de conocerlo? Recuerda como eras antes de conocerlo, revive tus sueños, anhelos y proyectos, ¿no tienes dinero? Trabaja, levántate cada día con la fe en Dios, levántate con el canto de los pájaros, lava, plancha, sonríe, corre y regresa a tu casa con la satisfacción de haber ganado el sorbo de leche para tus hijos sin depender de él, sin tener que pagarle con tu dignidad y tu amor propio el pedazo de pan que trae y hasta el que le niega a su familia.

Libérate, rompe el círculo, no pierdas energías pensando en que “algún día encontraré quien me valore” valórate tú, ámate tú, enséñale a tus hijos que el mundo no es tan despiadado, que afuera de esas puertas donde impera el abuso hay corazones nobles que saben amar, que saben respetar, que saben dar y recibir amor, dale al mundo mujeres fuertes, mujeres que saben como salir de lo feo, que saben como levantarse aun antes de caer, dale al mundo hombres que no aprendieron los acordes de los gritos y los insultos del padre.

Recuerda que tú eres esa sociedad que pide y exige respeto, que merece respeto. Sólo cuando aprendas a romper ese círculo estarás preparada para esperar el amor que te aprecie, que te valore, el amor que mereces. No haraganees más pensando que “con él se te fue la vida”, la vida es mucho más que un puño cerrado que se estrella en tu rostro, es más que una palabra fuerte que no mereces y que se queda agazapada por siempre en tu dignidad y amor propio, la vida es esfuerzo, es valor, es empeño, decisión y una lucha fuerte y constante.

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