domingo, 2 de septiembre de 2007

LAS PALABRAS...





""La gente, por su parte, se quedo allí observando, y aun los gobernantes estaban burlándose de el. Salvo a otros, decían, que se salve a si mismo si es el cristo de Dios, el Escogido." Lucas 23:35 "Hay palabras y palabras. Hay palabras de consuelo, de amor, de desinterés, de olvido, de lastima, hay palabras que curan y hay palabras que matan. Son esas palabras que decimos con la intención de lastimar. Sabemos que lo que decimos hiere el corazón y lo decimos igual porque queremos hacer daño. Así actuaban los judíos durante la crucifixión de Jesús. Trate de imaginarme la escena y no me entra en la cabeza como puede existir personas tan insensibles y duros de corazón, que deseen herir aun mas a un hombre colgado de una cruz. Es como si los latigazos que le habían abierto la espalda hasta llegar al hueso, los golpes de puño que habían desfigurado su rostro, la terrible corona con espinas de 5 centímetros de dura madera Palestina que habían penetrado en su cabeza a golpes de palos, la infección y la fiebre de las heridas infectadas, la sed agobiante del mediodía palestino, los oxidados clavos que atravesaron sus muñecas y tobillos, la asfixia de no poder respirar por estar colgado sin apoyo por los brazos, y la temible sensación de cargar con toda la repugnante suciedad de todos y cada uno de tus pecados y de los míos, y de cada persona de la humanidad no fuera suficiente, y necesitaban además herir su corazón. Ellos menospreciaban e insultaban al Ser mas amoroso, mas grande, mas amable, mas sabio, mas gentil, mas misericordioso, mas potente, mas poderosos, mas real, mas admirable de toda la tierra y de todo el cielo, y buscaban lastimar con sus palabras. Para muchos eran solo palabras, conjunto de letras con un significado. Pero para Cristo eran puñaladas que dolían. Y para esos hombres insensibles, eran golpes certeros que buscaban ampliar el sufrimiento de Jesucristo. Y el Dueño de Todo, en lugar de hacerlos callar con el poder que siempre tuvo, simplemente le pide al Padre que los perdone, porque ellos no sabían lo que hacían. No les dio lo que sus palabras merecían, ni juicio ni castigo. En lugar de quedarse solo con los insultos y agravios, Cristo miro más allá, y vio que esas personas no entendían nada, que eran solo unos tontos de turno, y tuvo misericordia de ellos. Los amo así como eran. La misma misericordia que El tiene por ti hoy. Glorioso Jesucristo que ama a pesar de no recibir nada a cambio. Es imprescindible que hoy lo alabemos y adoremos. Es impostergable que hoy bendigamos su
DORIS...

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