Las cosas nunca serán perfectas. A veces ni siquiera llegarán a estar cerca de serlo. Sin embargo esa no es razón suficiente como para escapar de la vida, ni para empezar a maldecir. Por el contrario, es justamente por ello que debes levantarte y avanzar con renovada determinación.
Esperando que las condiciones sean perfectas nunca llegarás a conseguir demasiado. Negándote a avanzar por no tener la certeza de algo, nunca llegarás demasiado lejos.
Aspirar a la perfección es muy bueno, pero para llegar a ella debes atravesar montones de imperfecciones. Para poder tener todo bien debes estar dispuesto a lidiar con las cosas funcionando mal.
Toma este día, este momento, con todos sus defectos y aprovéchalo al máximo. En lugar de quejarte por lo que no tienes o por dónde querrías estar, aprovecha a pleno el hecho de estar donde ahora te encuentras, de tener lo que sí tienes.
Apunta a la perfección al mismo tiempo que aceptas la realidad tal cual es. Seguramente obtendrás, como resultado, la excelencia.
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