Tener marido, novio o amante no garantiza compañía, compañerismo ni comunicación. Hay mujeres que duermen cada noche y despiertan cada día con un hombre en la otra mitad de la cama, pero que sienten muy cerca la soledad. Están solas en una relación de dos.
La comunicación parece ser la palabra clave. Las especialistas y las mujeres consultadas la pronunciaron una decena de veces. "La soledad tiene que ver con la incomunicación, aparece cuando no se puede hablar de lo que a uno le pasa. Así se genera un sentimiento de incomprensión, y uno siente que no lo tienen en cuenta, no se siente querido, respetado", afirma la licenciada María Ester de Palma, de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar, después de aclarar que hombres y mujeres se sienten igual de solos, aunque tengan distintas maneras de expresarlo y de resolverlo.
Daniela, por ejemplo, tiene 28 años, está casada y tiene una hija. Cuenta que le costó mucho admitir que se sentía sola. "No podía decirle a mi esposo lo que me pasaba. Ahora me doy cuenta de que estoy repitiendo la experiencia de mi mamá, que era de las que sufría todo el tiempo", relata con sus ojos verdes bien abiertos, y parece demasiado joven para estar pasando por esta situación. "La mujer que se siente sola no expresa su bronca", explica Alejandra Stamateas, socióloga y directora de la fundación Volver a empezar. A la fundación, que depende de la iglesia Ministerio Presencia de Dios, se acercan muchas mujeres para participar de las clases y seminarios que coordina Stamateas. "Son mujeres que quieren cambiar de hábitos, hablar de lo que les pasa y dejar de ser esclavas emocionales. Pueden tener hijos, casa, profesión, pero se sienten mal, confundidas. Sienten bronca, pero les enseñaron a no mostrarla y por eso no pueden plantear lo que les sucede", prosigue.
Cristina, de 50 años, repitió con su segundo matrimonio el mismo esquema que no funcionaba con su primera pareja. "No había diálogo, nos enfrentábamos todo el tiempo", relata. Tuvo que buscar ayuda para recuperar su identidad y su armonía. "Ahora trabajo de baby sitter y eso nos ayudó mucho. Como no estoy nada en casa, nos extrañamos y estamos mejor. A mí me molestaba mucho que cada vez que yo le decía que me iba a ir, me contestaba que me fuera, que él no retenía a nadie", sigue diciendo Cristina, tranquila porque la tormenta cesó.
La autoestima es otro punto importante, que aparece cuando se habla de la sensación de soledad aún estando en pareja. Stamateas sostiene que, por lo general, las mujeres se echan la culpa de lo que pasa. "A veces sufren abuso verbal y económico. Esto puede ser tan sutil que tardan en darse cuenta de lo que está pasando, y la autoestima se deteriora". En la opinión de la licenciada María Ester de Palma, una mujer con autoestima alta tiene más tolerancia a las frustraciones, más capacidad para reflexionar y sabe que tiene derecho a reclamar por lo que quiere. Y también se animará a plantear que hay un problema para resolver. "Por lo general, cuando se dan estas situaciones hay algo que revisar, y hay que empezar por uno", dice de Palma, dejando en claro que la responsabilidad es siempre, por lo menos, compartida. Y cuenta que por los consultorios pasan parejas que necesitan ayuda para escucharse y para hablarse. "La soledad aparece cuando no podemos hablar de lo que nos pasa. A veces, se teme la respuesta del otro y por eso se guarda silencio", analiza la psicóloga. La terapia, individual o de pareja, puede ayudar a reflexionar. Pero hay quienes prefieren evitar esta última porque creen que es el paso previo a la separación."Hay gente que llega con la fantasía o el deseo de separarse —cuenta De Palma—, y a veces las sesiones sirven para reconfirmar la decisión". Pero, básicamente, se trata de esclarecer las situaciones conflictivas. En palabras de María Ester De Palma, "si uno está en pareja y se siente solo lo que está haciendo es tapando un agujero". Que una mujer sienta que hay una pared transparente que la separa de su pareja sólo genera infelicidad. Y hay múltiples maneras de resolverlo, y de evitarlo.
La comunicación parece ser la palabra clave. Las especialistas y las mujeres consultadas la pronunciaron una decena de veces. "La soledad tiene que ver con la incomunicación, aparece cuando no se puede hablar de lo que a uno le pasa. Así se genera un sentimiento de incomprensión, y uno siente que no lo tienen en cuenta, no se siente querido, respetado", afirma la licenciada María Ester de Palma, de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar, después de aclarar que hombres y mujeres se sienten igual de solos, aunque tengan distintas maneras de expresarlo y de resolverlo.
Daniela, por ejemplo, tiene 28 años, está casada y tiene una hija. Cuenta que le costó mucho admitir que se sentía sola. "No podía decirle a mi esposo lo que me pasaba. Ahora me doy cuenta de que estoy repitiendo la experiencia de mi mamá, que era de las que sufría todo el tiempo", relata con sus ojos verdes bien abiertos, y parece demasiado joven para estar pasando por esta situación. "La mujer que se siente sola no expresa su bronca", explica Alejandra Stamateas, socióloga y directora de la fundación Volver a empezar. A la fundación, que depende de la iglesia Ministerio Presencia de Dios, se acercan muchas mujeres para participar de las clases y seminarios que coordina Stamateas. "Son mujeres que quieren cambiar de hábitos, hablar de lo que les pasa y dejar de ser esclavas emocionales. Pueden tener hijos, casa, profesión, pero se sienten mal, confundidas. Sienten bronca, pero les enseñaron a no mostrarla y por eso no pueden plantear lo que les sucede", prosigue.
Cristina, de 50 años, repitió con su segundo matrimonio el mismo esquema que no funcionaba con su primera pareja. "No había diálogo, nos enfrentábamos todo el tiempo", relata. Tuvo que buscar ayuda para recuperar su identidad y su armonía. "Ahora trabajo de baby sitter y eso nos ayudó mucho. Como no estoy nada en casa, nos extrañamos y estamos mejor. A mí me molestaba mucho que cada vez que yo le decía que me iba a ir, me contestaba que me fuera, que él no retenía a nadie", sigue diciendo Cristina, tranquila porque la tormenta cesó.
La autoestima es otro punto importante, que aparece cuando se habla de la sensación de soledad aún estando en pareja. Stamateas sostiene que, por lo general, las mujeres se echan la culpa de lo que pasa. "A veces sufren abuso verbal y económico. Esto puede ser tan sutil que tardan en darse cuenta de lo que está pasando, y la autoestima se deteriora". En la opinión de la licenciada María Ester de Palma, una mujer con autoestima alta tiene más tolerancia a las frustraciones, más capacidad para reflexionar y sabe que tiene derecho a reclamar por lo que quiere. Y también se animará a plantear que hay un problema para resolver. "Por lo general, cuando se dan estas situaciones hay algo que revisar, y hay que empezar por uno", dice de Palma, dejando en claro que la responsabilidad es siempre, por lo menos, compartida. Y cuenta que por los consultorios pasan parejas que necesitan ayuda para escucharse y para hablarse. "La soledad aparece cuando no podemos hablar de lo que nos pasa. A veces, se teme la respuesta del otro y por eso se guarda silencio", analiza la psicóloga. La terapia, individual o de pareja, puede ayudar a reflexionar. Pero hay quienes prefieren evitar esta última porque creen que es el paso previo a la separación."Hay gente que llega con la fantasía o el deseo de separarse —cuenta De Palma—, y a veces las sesiones sirven para reconfirmar la decisión". Pero, básicamente, se trata de esclarecer las situaciones conflictivas. En palabras de María Ester De Palma, "si uno está en pareja y se siente solo lo que está haciendo es tapando un agujero". Que una mujer sienta que hay una pared transparente que la separa de su pareja sólo genera infelicidad. Y hay múltiples maneras de resolverlo, y de evitarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario