Esta carta no te hará feliz. Porque tu felicidad no está en esta carta ni en ninguna otra cosa o lugar.
Tu felicidad está en ti. Dentro de ti. En tu actitud interior. Y tu actitud en último término depende solamente de ti. Son muchos los títulos, los nombres, pero un solo tema: la vida.
La Vida vivida por ti, por mí. La vida en concreto. Con todas esas pequeñas y grandes cosas que la acompañan: el Amor, el Odio, el Dolor, la Ingratitud, la Alegría, la Compasión, el Trabajo, el Descanso, la Riqueza, la Pobreza, la Generosidad, la Esperanza, el Orgullo, el Egoísmo, la Ansiedad...
No te desanimes. Alégrate de que tienes tarea humana para hoy, mañana y muchos días más. Yo creo en la Vida. Y creo en tu Vida.
Yo creo que la Vida, aun con todos sus aparentes absurdos, su acción, en muchos casos desintegradora, sus contratiempos, ansiedades, temores y luchas, es como tiene que ser.
Quizás, o sin quizás, tú y yo tenemos mucho que ver en esa marcha de la Vida. ¡Animo!
Frente a tantos agoreros y cantores de cataclismos, ruinas y muerte, ésta carta quiere abrirte la puerta de la felicidad, sin optimismos dulzones de sacarina falsa.
Tú, yo y todos los seres humanos estamos anhelando en cada momento un poco más de felicidad.
Esto es alcanzable. Tú puedes ser un poco más feliz de lo que eres ahora. Lo serás cuando vivas tu Vida más plenamente. Cuando desarrolles lo que eres y puedes, más intensamente. Yo sé que cuando reflexiones y medites serenamente, descubrirás por ti mismo cosas mucho más claras, luminosas y reveladoras de las que Aca se dicen. No debes permitir que nadie haga por vos lo que tienes que hacer vos mismo.
No leas esta carta una sola vez. Reléela...y trata de reflexionar. Que esta carta no sea como un chaparrón que cae de repente y corre hacia el barranco sin mojar la tierra.
y recuerda que
la mejor escuela es la Vida, la de tu Vida.
La Vida que está en vos y en cada ser humano con todas sus riquezas y variados matices de expresión y sobre todo con la principal, propia y únicamente verdadera expresión de la vida: el amor.
Sólo cuando somos fieles a nosotros mismos sin concesiones fáciles a la alabanza exterior o al instinto ciego egoísta, vivimos plenamente y amamos de verdad.
El mundo será menos malo cuando vos y yo seamos mejores. Muchos quieren cambiar el mundo, que el mundo cambie. Pero no empiezan por donde únicamente pueden empezar: cambiarse a sí mismos. Es el único camino. Los demás caminos son evasiones de ese reto que tenemos todos de ser hoy mejores que ayer para que el mundo también mejore.
El día que dejemos de lamentarnos y echar las culpas de los males del mundo a otros, habremos empezado a recorrer un buen camino. El Verdadero.
¿Por qué no empezar hoy? No esperes a que los demás lo hagan. Hay muchos que ya lo están haciendo.
Tu felicidad está en ti. Dentro de ti. En tu actitud interior. Y tu actitud en último término depende solamente de ti. Son muchos los títulos, los nombres, pero un solo tema: la vida.
La Vida vivida por ti, por mí. La vida en concreto. Con todas esas pequeñas y grandes cosas que la acompañan: el Amor, el Odio, el Dolor, la Ingratitud, la Alegría, la Compasión, el Trabajo, el Descanso, la Riqueza, la Pobreza, la Generosidad, la Esperanza, el Orgullo, el Egoísmo, la Ansiedad...
No te desanimes. Alégrate de que tienes tarea humana para hoy, mañana y muchos días más. Yo creo en la Vida. Y creo en tu Vida.
Yo creo que la Vida, aun con todos sus aparentes absurdos, su acción, en muchos casos desintegradora, sus contratiempos, ansiedades, temores y luchas, es como tiene que ser.
Quizás, o sin quizás, tú y yo tenemos mucho que ver en esa marcha de la Vida. ¡Animo!
Frente a tantos agoreros y cantores de cataclismos, ruinas y muerte, ésta carta quiere abrirte la puerta de la felicidad, sin optimismos dulzones de sacarina falsa.
Tú, yo y todos los seres humanos estamos anhelando en cada momento un poco más de felicidad.
Esto es alcanzable. Tú puedes ser un poco más feliz de lo que eres ahora. Lo serás cuando vivas tu Vida más plenamente. Cuando desarrolles lo que eres y puedes, más intensamente. Yo sé que cuando reflexiones y medites serenamente, descubrirás por ti mismo cosas mucho más claras, luminosas y reveladoras de las que Aca se dicen. No debes permitir que nadie haga por vos lo que tienes que hacer vos mismo.
No leas esta carta una sola vez. Reléela...y trata de reflexionar. Que esta carta no sea como un chaparrón que cae de repente y corre hacia el barranco sin mojar la tierra.
y recuerda que
la mejor escuela es la Vida, la de tu Vida.
La Vida que está en vos y en cada ser humano con todas sus riquezas y variados matices de expresión y sobre todo con la principal, propia y únicamente verdadera expresión de la vida: el amor.
Sólo cuando somos fieles a nosotros mismos sin concesiones fáciles a la alabanza exterior o al instinto ciego egoísta, vivimos plenamente y amamos de verdad.
El mundo será menos malo cuando vos y yo seamos mejores. Muchos quieren cambiar el mundo, que el mundo cambie. Pero no empiezan por donde únicamente pueden empezar: cambiarse a sí mismos. Es el único camino. Los demás caminos son evasiones de ese reto que tenemos todos de ser hoy mejores que ayer para que el mundo también mejore.
El día que dejemos de lamentarnos y echar las culpas de los males del mundo a otros, habremos empezado a recorrer un buen camino. El Verdadero.
¿Por qué no empezar hoy? No esperes a que los demás lo hagan. Hay muchos que ya lo están haciendo.
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